PLAZA PÚBLICA / Nuevo jefe panista

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Habrá notorias ausencias y una presencia conspicua mañana, cuando comience la sesión del Consejo Nacional del PAN y sea elegido su nuevo presidente, el nuevo jefe -como se le llamó largo tiempo. El presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, que pertenecen a ese órgano partidario, no acudirán a su reunión pues acuden a la reunión cumbre de países iberoamericanos. En cambio ha anunciado que se incorporará a la sesión el ex presidente Manuel Espino, que fue expulsado de ese partido en Sonora. Todavía el jueves no se le había notificado esa resolución, y aunque ese trámite se hubiera cubierto ya, a fin de disuadirlo de presentarse al consejo, parece claro que se empecinará en hacerlo, aduciendo que el fallo en su contra es impugnable y no ha causado estado. Va bien a su carácter participar en una escaramuza con quien se atreviera, se atreva, a negarle el acceso a la reunión.

Los 381 consejeros (150 elegidos en mayo pasado) tendrán como principal cometido elegir al sucesor de César Nava, el cuarto líder del partido en el gobierno en los cuatro años iniciales de este sexenio. El mencionado Espino ejercía ese cargo cuando Calderón asumió el suyo, y puesto que había diferencias personales y de grupo muy profundas, apenas pudo el nuevo Presidente se desembarazó de Espino, que contribuyó anticipando su salida. Fue elegido en su lugar Germán Martínez, del círculo calderonista más estrecho y que para cumplir ese cometido abandonó el gabinete. El desastre electoral padecido por el PAN en los comicios federales de julio de 2009 impidió que continuara al frente del partido. Se responsabilizó de la derrota, renunció y fue reemplazado por César Nava, quien oportunamente se había separado de la casa presidencial -donde era secretario privado del Ejecutivo- para ser elegido diputado y quizá cabeza de la fracción albiazul en San Lázaro.

Para sustituirlo, llegado al término del periodo de Martínez, que Nava sólo completó, se inscribieron cinco candidatos, dos mujeres y tres varones. Apena decirlo, pero en un partido donde el lastre machista no aparece sólo en los programas de gobierno sino en su conducta cotidiana, la senadora Judith Díaz y la ex senadora Cecilia Romero son las que cuentan con menores posibilidades de ser elegidas y convertirse, alguna de ellas, en la primera mujer que encabece el partido fundado en 1939 y cuyo primer comité nacional no incluyó presencia femenina alguna.

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