PLAZA PÚBLICA / La Corte, el ISSSTE, el PAN

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Seguro, sabedor quizá, del desenlace judicial de la masiva impugnación a la Ley del ISSSTE, que sería favorable a esa institución que él dirige, Miguel Ángel Yunes se hizo panista en su tierra el domingo hace ocho días. De haberlo asaltado alguna incertidumbre sobre las sentencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el político veracruzano hubiera esperado a hacer pública su definición partidaria personal. Pero estuvo en condiciones de acompasar ambas circunstancias y de ese modo resultó triunfador en el litigio contra los trabajadores a los que presuntamente debe servir, ya como miembro de uno de los dos partidos a los que debe su actual posición, y como notorio precandidato al gobierno de Veracruz.

Nunca en la historia judicial de México una decisión legislativa fue tan mal recibida como la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado. Tiempos hubo -ahora mismo es numerosísima la impugnación al Impuesto Empresarial a Tasa Única, IETU- en que disposiciones fiscales suscitaban demandas de amparo por miles y hasta decenas de miles. Pero los empleados públicos que percibieron los daños y perjuicios que les infería la legislación ideada sólo para mejorar las finanzas públicas, no las condiciones de seguridad social de ese personal, presentaron 223 mil demandas de protección de la justicia federal. Tuvo que montarse para atenderlas un complicado mecanismo, logístico y jurídico, que incluyó la conversión de la Corte en tribunal de revisión para el efecto de dictar jurisprudencia que permita el desahogo de aquel cúmulo de expedientes. Con sus resoluciones de la semana pasada, y las que adopte la que hoy se inicia, que avalaron judicialmente la cuestionada ley, los ministros del tribunal supremo habilitarán a los dos fatigados jueces que deben sentenciar caso por caso para que reproduzcan los criterios de la Corte y nieguen el amparo a los quejosos, que eso es en realidad lo que ocurre aunque se busque mitigar ese feo resultado subrayando que se concede en torno de cinco artículos de menor importancia mientras que se sacramenta el cuerpo legal en su conjunto.

Independientemente de referirnos al contenido de las resoluciones del máximo tribunal, y al margen de las reacciones formales de los trabajadores (que no cejarán en su lucha jurídica aunque no haya modo de impugnar los fallos de la Corte), me detengo en el grave fenómeno social que significa el descontento, y aun la irritación, de cientos de...

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