PLAZA PÚBLICA / La oficina bilateral

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

En el sentido más común y aceptado de la palabra, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, cumplió del modo más diplomático posible su primera misión en nuestro país. Con modos suaves y palabras amables reconoció que el origen de la actual inseguridad en México radica en su propio país, por su ávido consumo de estupefacientes y por el comercio de armas hacia México. Al mismo tiempo, en ese mismo tono afable y simpático desestimó las afirmaciones de funcionarios del gobierno de que forma parte -el ex almirante Dennis Blair, director de Inteligencia, por ejemplo- sobre la dificultad del gobierno mexicano para regir en todo el territorio nacional. Y para paliar el juicio adverso a México (parte de un cúmulo de observaciones que irritaron al presidente Calderón) consideró que zonas inseguras las hay dondequiera, incluido su propio país. Y hasta recordó que no hace mucho, un cuarto de siglo cuando más, no pocas ciudades norteamericanas eran muy peligrosas.

Esa diplomacia de la ex primera dama norteamericana contrastó con el resultado de la comparecencia de su compañera de gabinete, la secretaria de Seguridad Interior y ex gobernadora de Arizona, ante un comité senatorial. La señora Napolitano asintió ante la pregunta del ex candidato presidencial John McCain que da por supuesto que el embate de las bandas de narcotraficantes en México significa una amenaza a la existencia misma de México, y también anunció que se toman aprestos en la frontera con México preparándose para lo peor. Al menos se ha diseñado un plan de contingencia para responder al "peor de los casos", fórmula que recuerda la estimación militar norteamericana de que aquí, como en Paquistán, es posible un colapso súbito y áspero, cuyas consecuencias dañinas se esparcirían a territorio norteamericano.

Sin embargo, no todo en esta visita fue diplomacia en el sentido convencional. Ella misma incurrió en una contravención a las reglas del trato entre dos países amigos cuando anunció el establecimiento de una oficina bilateral con sede en México con el fin de instrumentar las medidas adoptadas en común frente a la criminalidad. En esa oficina, funcionarios de ambos países "trabajarán para combatir a los narcotraficantes y la violencia que tratan de diseminar".

Es necesario que, si no ha ocurrido a estas horas, se formule una precisión respecto del carácter de esta oficina que, por la naturaleza bilateral a que se refirió la secretaria Clinton, debió ser anunciada en una...

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