Plaza Pública / Colima y Jalisco

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Atlético de Cihuatlán acaba de ascender de la tercera a la segunda división del futbol profesional mexicano. Para lograrlo, en la semifinal desplazó de la contienda a los Picudos de Manzanillo, por cuatro goles a cero. Los colimenses esperan que esos resultados deportivos no sean una metáfora ni mucho menos un anticipo de su suerte en la disputa territorial con Jalisco.

Durante mucho tiempo ambas entidades aceptaron que sus límites en las inmediaciones del océano Pacífico estuvieran marcados por, entre otras corrientes, el río Marabasco, cuyo azolvamiento sin embargo, ha producido alteraciones en su curso, que provocaron problemas entre los municipios de Manzanillo y de Cihuatlán. Mientras las indefiniciones ocurrieron en zonas dedicadas a la agricultura y la ganadería no parecían preocupar a nadie. Pero el turismo de altos vuelos llegó hace una década y complicó las relaciones en una prodigiosa región, semejante a las que aparecen en la literatura de Agustín Yáñez y Juan Rulfo: Comala, en efecto, la tierra a la que Juan Preciado va en busca de su padre, es uno de los municipios colimenses involucrados en la situación.

Entre otros "desarrollos", como se llama en la mercadotecnia hotelera a proyectos de construcción, se han construido en esa pequeña comarca el hotel Grand Bay, propiedad de la familia Leaño, dueña de la Universidad Autónoma de Guadalajara y su equipo de futbol, es decir patrocinadora de los tecos no sólo en la enseñanza y el deporte sino también en la política que se practica de modo clandestino. Y también ha tenido éxito el fraccionamiento Música al mar Estates. Ubicar el domicilio de edificaciones como ésas y otras tiene importancia creciente por razones fiscales: los permisos para construir y el impuesto predial van a dar a las cajas municipales. Cihuatlán, Jalisco, quiere que sean las suyas, como ocurre; Manzanillo, Colima, reclama que enriquezcan a las propias. Los nuevos "desarrollos" pueden significar, sólo ellos, el pago de 20 millones de pesos al año, suma nada despreciable para los ayuntamientos, así sea uno de tanta importancia como el del activo puerto colimense. En febrero de 2004 el gobierno de Manzanillo clausuró obras de Música al mar Estates por falta de autorización que los fraccionadores habían obtenido en Cihuatlán. El problema atañe no sólo a los ingresos sino al gasto también. Colimilla, un poblado dentro de la franja que la propaganda turística llama la Costa Alegre, padece largos periodos de sed...

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