Plaza Pública / Equívocos en Xicoténcatl

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

No es banal, y esperemos que no sea irremediable, el uso político de la medalla Belisario Domínguez, que el Senado de la República estableció para premiar a mexicanos sobresalientes por sus virtudes y su aptitud de servicio. Desde que se instituyó y a pesar de su fuente senatorial, ha servido a fines presidenciales o para halagar al Ejecutivo. No fue diferente esta vez: al distinguir post mortem a Carlos Castillo Peraza, se buscó adular a Felipe Calderón, presentándolo como el mayor de los discípulos del dirigente e intelectual yucateco, para sugerir que el alumno ha superado al maestro.

La ceremonia del jueves pasado se nubló de equívocos. Ocurrió el 18 de octubre, 11 días después de la fecha sacramental, que conmemora el asesinato del senador chiapaneco dignamente opuesto a la dictadura cuartelera de Victoriano Huerta que fue presidente legal de México, pues llegó a Palacio Nacional con el camino burocrático nítidamente cubierto, si bien el origen de su ascenso fue la traición a Madero y su asesinato. Entregó la presea no el líder del Senado, Santiago Creel, como compete a su cargo, sino Calderón mismo, para subrayar el tono personalísimo del acto. Recibió el galardón la viuda de Castillo Peraza, pero su hijo Julio Castillo López agradeció el gesto legislativo. Menos mal que debía honrar las virtudes de su padre y no las del Presidente, pues de lo contrario se hubiera visto en grave aprieto.

Hace dos años, en septiembre de 2005, cuando capitaneaba a los Jóvenes con Santiago Creel, explicó a La revista peninsular, el meritorio esfuerzo que sostiene en Mérida Rodrigo Menéndez, por qué su opción en el proceso interno del partido de su padre: es que Felipe lo traicionó: "Por congruencia histórica no puedo apoyar a Felipe", a quien llamó oportunista por citar para su provecho a Castillo Peraza, a Maquío, a Gómez Morín. Contrastó la austeridad de su padre con el boato de quien lo sucedió al frente del PAN: Castillo Peraza se redujo el sueldo; Calderón lo aumentó y remodeló la oficina y el edificio del partido. Yo no vivo en una casa de 2 millones de pesos, dijo Castillo López al aludir al préstamo hipotecario que Calderón consiguió para sí cuando dirigió Banobras.

Cercanísimos en un tiempo, Calderón y Castillo terminaron distanciados, al igual que este último de su partido. Si bien justificó su retirada como una elección entre su condición de político y la de intelectual, Castillo Peraza estaba en mayo de 1998 harto de la vida panista. El año...

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