Plaza Pública/ Planear es mentir

AutorMiguel Angel Granados Chapa

El presidente Fox inicia hoy en Corea una nueva gira internacional, la continuará en Japón y la concluirá en China el sábado próximo. Cientos de personas tuvieron menos suerte que el Ejecutivo, quien abordó su avión el viernes por la noche. Muchos pasajeros de Aeroméxico se quedaron en tierra, si bien la mayor parte de quienes habían comprado boletos en aquella línea fueron colocados en otras. Una huelga de sobrecargos, y la decisión gubernamental de no requisar la empresa como la ley lo permite y la costumbre obligaba, suspendió las operaciones de Aeroméxico a partir del primer minuto del viernes pasado. Dado el alto costo que implica la huelga, no es remoto que haya concluido a la hora en que los lectores tienen el periódico en las manos.

Es la tercera vez en cuatro años que la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación llega a la huelga con Aeroméxico. En dos ocasiones anteriores, el gobierno aseguró la continuidad del servicio concesionado mediante la requisición o requisa. En esta oportunidad la nueva administración federal decidió no aplicar ese dispositivo legal y Aeroméxico tiene cerradas sus puertas y mostradores, y en tierra sus aviones, y delante de ellos las banderas rojinegras. También ha cambiado la situación de la empresa y del sindicato: la autorización para que Cintra, la controladora que las posee, venda por separado a Aeroméxico y Mexicana, ha sido frenada por una decisión del Congreso de la Unión. Y la secretaria general del sindicato, Alejandra Barrales, es hoy diputada federal, en la bancada del PRD, y desde su curul ha influido para que se perciba a esas aerolíneas como algo más que empresas orientadas a la lícita obtención de ganancias.

Al emplazar a huelga, el sindicato demandó un 30 por ciento de incremento salarial y el cese de violaciones al contrato. La empresa ofreció 6.5 por ciento, el mismo porcentaje de inflación esperado, con lo que apenas se mantendría el nivel adquisitivo del salario. Aeroméxico caminó ya en la negociación, al pasar sucesivamente al 7.5, 8.5 y 9 por ciento, pero no se ha movido en su negativa de abordar las violaciones contractuales. La asamblea sindical virtualmente ha aceptado un incremento que llegara al 11 por ciento, pero no acepta dejar de lado el diferendo sobre las disposiciones del contrato que han sido violadas (como el pago como tiempo trabajado al que emplea una sobrecargo en llegar al punto en que se la requiera fuera de la Ciudad de México).

Estaba pendiente la calificación de la huelga, ayer sábado. La empresa había pedido la declaración de inexistencia, que de ocurrir obligaría a los trabajadores a volver de inmediato a sus labores. La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje fue encargada por el secretario del Trabajo a un reconocido abogado patronal de Monterrey, designación que promovió descontento y suspicacia en los medios sindicales (como acaso los provocó en medios empresariales de la Ciudad de México el nombramiento de un reputado representante de trabajadores al...

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