PLAZA PÚBLICA / Pornografía impune

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Ayer volvió a su templo parroquial, en Xalapa, el sacerdote Rafael Muñiz López. El año pasado vivió 60 días de arraigo y hasta el viernes pasado casi ocho meses de prisión, procesado por delitos de delincuencia organizada y pornografía infantil, en sus modalidades de almacenamiento, y de distribución y acopio. Deficiencias de la ley y de su aplicación lo han puesto en libertad.

De regreso a su lugar de trabajo -rehúso decir que a su ministerio pastoral-, Muñiz López seguirá con su vida de antes, complacido por el apoyo que el obispo de Xalapa, Hipólito Reyes, le brindó en el trance que acaba de superar. Su vida de antes quiere decir que continuará teniendo relaciones sexuales con mujeres -se ufanó de ser heterosexual- pues admite que las tiene, y con frecuencia, pues sobrelleva la pena de ser guapo, según también su propio dicho. Allá el presbiterio xalapeño y la feligresía del templo de San Pedro Apóstol, en la calle de Pablo Casals 27, que permiten a un confesor que utiliza su ministerio para seducir, seguir desempeñando su oficio, y no se le retire la autorización para que todos los días logre la transformación verdadera, no simbólica, del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo según considera la fe católica. Allá ellos también que le permitan seguir practicando su ruin oficio de pornógrafo, porque no quedó exonerado, no fue declarado inocente.

Fue dejado en libertad porque un juez y un tribunal federales le otorgaron amparo contra el auto de formal prisión y ordenaron la revocación de una parte de ese instrumento legal con que se le abrió proceso. Conforme a esa decisión de la justicia penal, el juez 44 penal tendría que continuar el juicio por almacenamiento de pornografía, que no está considerado como delito grave y por lo tanto el sacerdote -por supuesto me niego también a llamarlo padre- podría haber quedado libre mientras se ventilaba su proceso. Pero el juez penal se declaró incompetente porque el delito se había producido en Veracruz y remitió los autos a la justicia de ese estado. Eso significa que Muñiz López no será juzgado en esa entidad porque la legislación penal local no prevé castigo para conductas como la suya. Por eso ha vuelto al tibio entorno que lo ha protegido durante años, porque sus benevolentes fieles y sus no menos afables superiores comprenden que la carne es débil y pasan por alto sus infracciones al celibato que ofreció guardar.

Muñiz López fue descubierto en abril pasado como parte de una red de...

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