PLAZA PÚBLICA / PRD: las reglas del juego

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Es difícil que en el PRD haya otros precandidatos presidenciales que los obvios: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Siendo aspirantes con poder propio, influirán de manera determinante en la fijación de las reglas para la selección de candidato en el proceso que desemboca en el 2012.

Ambos aspirantes han repetido una y otra vez que no habrá choque de trenes, porque acordaron hace tiempo que a la hora en que el partido escoja se atendrán a una regla aceptada por los dos: quien esté "mejor colocado en las encuestas" será el candidato. Ignoro si suscribieron un pacto, si hay una constancia escrita del acuerdo aunque no aparezcan en ella sus firmas, o si se trata de un arreglo "entre caballeros", en que se confía que cada parte haga honor a su palabra.

Es difícil determinar el significado de la expresión clave. ¿Qué quiere decir "el que esté mejor ubicado en las encuestas"? Puede tener tantos sentidos como elementos entran en la definición. Es preciso establecer quién realiza las encuestas. Varias firmas levantan periódicamente sondeos en torno de la sucesión presidencial. ¿Se acudirá a esos resultados, o se encargará a ésas u otras empresas el levantamiento de una medición especial? Esos ejercicios suelen preguntar sobre preferencias y rechazos, lo que en demoscopia electoral se llaman voto positivo y negativo. ¿Cómo se armonizan esos últimos factores? ¿Se concede el mismo valor a uno y otro? Por otro lado: ¿a quién se aplican las encuestas?, ¿al público en general, a los miembros del PRD con credencial e inscripción en el padrón, a quienes se presenten como simpatizantes?

Al parecer nadie se ha ocupado de especificar esas características ni de ahondar en ellas. A lo mejor se trata sólo de un fórmula dilatoria, una promesa vaga de que no habrá distanciamiento y ruptura hasta llegar al momento en que sea preciso, para cumplir los plazos legales, tomar decisiones impostergables. La fórmula no ha impedido que se achaque a López Obrador la anticipada e inexorable decisión de ser candidato, aunque las encuestas no lo favorecieran.

Sorprendió por eso que Ebrard aprovechara el aniversario del PRD para dejar al margen ese presunto mecanismo ya acordado y proponer nuevas normas para la selección del candidato. De manera unilateral quiere que haya dos debates entre los aspirantes, en octubre, y al mes siguiente una consulta pública. Aquellos servirían, en su concepto, "para que la gente sepa qué propone cada cuál, qué significada cada cuál"...

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