PLAZA PÚBLICA / Recomendaciones al Presidente

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Salvo una primera reacción vaga y genérica, no ha habido otra respuesta de Los Pinos a la severa admonición que el viernes pasado le dirigió la organización Human Rights Watch, con copia al secretario de Gobernación y a los embajadores Arturo Sarukhán y Carlos Pascual. Ignoro si al menos se dio acuse de recibo al remitente. Y el vocero del gobierno federal Alejandro Poiré, tan presuroso a reprender a El Diario, de Ciudad Juárez y a hacer suya la presunción sobre los motivos personales que causaron el asesinato del reportero gráfico Luis Carlos Santiago, de 21 años de edad, no se ha ocupado del documento del 24 de septiembre.

En él, al que me referí ayer (centrando mi atención en la grave situación de Tijuana, muestra de cómo se atropellan los derechos humanos en aras de la seguridad), el influyente órgano civil de derechos humanos hace al presidente Calderón, destinatario de la carta, varias recomendaciones. Comienza sugiriéndole, "respetuosamente", que públicamente manifieste "que el respeto a los derechos humanos es un aspecto integral de las medidas de seguridad pública de su gobierno, así como respaldar estas afirmaciones mediante el fortalecimiento de la legislación, instituciones y prácticas para proteger dichos derechos".

Human Rights Watch reprocha al Presidente la emisión de mensajes contradictorios en esta materia, eufemismo para no hablar de un doble lenguaje, expresión vitanda en una comunicación que, si bien es severa y seca, no está exenta de formalidades. HRW reconoce que al iniciarse en agosto pasado los Diálogos para la seguridad, Calderón expresó "total apertura para escuchar todas las propuestas que busquen genuinamente contribuir a la solución de este problema". Eso no obstante, "durante más de cuatro días de sesiones con la sociedad civil, no mencionó los derechos humanos en ninguno de los nueve discursos que pronunció, ni tampoco invitó a ninguna organización no gubernamental de derechos humanos a participar". También establece HRW la contradicción que hay entre las palabras presidenciales ante legisladores (la "convicción del Ejecutivo federal de que la premisa mayor de la protección de los derechos humanos en este combate") con la inequívoca declaración de hartazgo ("ya empiezan a cansar") ante "las cantaletas", designación ofensiva que dio a las denuncias contra abusos de militares.

Para disolver esas contradicciones, la organización internacional sugiere a Calderón "respetuosamente que adopte las medidas necesarias...

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