Plaza Pública / 'Saldillox'

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

En Washington, el 9 de noviembre, el presidente electo Felipe Calderón dijo que, en cuanto a la relación mexicana con Estados Unidos, no será Salinas ni Zedillo ni Fox. Podría sí serlo en el resto de las funciones a su cargo, a juzgar por la integración de su gabinete, por lo que quizá habría que motejarlo Saldillox, acrónimo resultante de la fusión de los apellidos de sus predecesores.

A Salinas se asemeja ya Calderón en cuanto a que tendrá su propio José Córdoba, un consejero áulico venido de más allá de la frontera y que, por añadidura, violentó la Constitución al haber sido diputado contra el artículo 55 que exige ser mexicano por nacimiento para ser miembro de la Cámara. Es de suponerse que el Presidente no incurrirá en la temeridad de hacer secretario de despacho a Juan Camilo Mouriño (pues el mismo requisito de oriundez opera para ese rango de colaboradores del Ejecutivo), por lo que podría designarlo jefe de la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental, como lo fue el ahora senador Ramón Muñoz, o nombrarlo titular de la Oficina de la Presidencia si se opta por volver al pasado.

Ese retorno ha elegido Calderón al nombrar a los miembros de su gabinete, del que fueron dados a conocer ayer los primeros seis. Las fuentes nutricias de esas designaciones son Zedillo y Fox, comprensiblemente, dados los vínculos del próximo Presidente con esos antecesores suyos.

El nexo que alió e identifica aún a Zedillo y Calderón es el Fobaproa (y el IPAB). A partir del error de diciembre (de 1994), como perversamente calificó Salinas las primeras medidas con que su legatario enfrentó la crisis creada por el testador, a partir de la crisis bancaria Zedillo violó la Constitución al contraer deuda sin autorización del Congreso para remediar los males del sistema de intermediación financiera, la mayor parte de los cuales habían sido causados por los propios banqueros en un ejercicio irresponsable y corrupto de sus funciones. Acción Nacional, presidido entonces por Calderón, legalizó a través de sus bancadas la inconstitucional acción del Presidente, en lo que era causa y efecto de la creciente proximidad del PAN y el PRI. Esa relación no es cosa del pasado: mientras sigan cubriéndose a las instituciones bancarias los pagarés a que se obligó Zedillo está abierta la posibilidad de que a él y a los coautores panistas de semejante exacción al erario público se les finquen responsabilidades. Mantienen, pues, un interés común.

Por eso no ha...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR