PLAZA PÚBLICA / Seguridad al estilo Peña Nieto

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

El poeta y psicoterapeuta Efraín Bartolomé y su esposa, la arqueóloga Guadalupe Belmontes, tuvieron el honor de recibir en su domicilio, en el breve plazo de cinco días, tres veces al procurador Alfredo Castillo. A decir verdad, a la primera no acudió él mismo, sino sus representantes personales, que con brutalidad asaltaron la casa de la pareja el jueves en la madrugada. Horas después, el propio funcionario presentó sus excusas al matrimonio, y dejó su reloj Mont Blanc en prenda de la devolución de objetos robados por los agentes ministeriales que andaban en busca de Oswaldo García Montoya, jefe de La Mano con Ojos y no lo encontraron por la sencilla razón de que los ciudadanos atracados no tienen nada que ver con el presunto delincuente. El lunes, Castillo viajó de nuevo de Toluca a Tlalpan. El propósito de su visita fue devolver el reloj Omega Speedmaster que alguno de los intrusos de la madrugada del jueves se llevó consigo.

Quizá vuelva una vez más Castillo a visitar a los afectados. Falta por devolver una cámara digital, la memoria de una computadora y un abrecartas de plata también sustraídos sin derecho. Pero, lo más importante, también falta que se haga saber cuál de los integrantes del piquete policial robó esos objetos. A estas horas, el procurador debe saber quiénes fueron los ladrones. Investigarlo es extremadamente fácil: el universo de los sospechosos es minúsculo, compuesto apenas por un puñado de agentes que confundieron su vocación o la ejercen simultáneamente. El hecho mismo de que una de las piezas robadas haya sido localizada indica que alguien la devolvió, acaso el mismo que sin derecho la llevó consigo. Si a casi una semana del asalto la Procuraduría no puede identificar al ratero que cobra en su nómina, es una oficina a cuya cabeza está un incapaz. Y si lo sabe y no lo dice, es un encubridor.

Tal vez ocurre que, como a Facundo Cabral, al procurador Castillo le "encanta ser amigo de los ladrones", y de los delincuentes en general. Para suponerlo hay que ver la animada charla que sostuvo con García Montoya, el detenido cuya captura costó el asalto no sólo a la casa de los Bartolomé Belmontes, sino también al de la maestra bióloga Patricia Magaña y la de sus padres. La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, por queja de algunos afectados más, o de oficio, está investigando la violación del domicilio de un número mayor de habitantes de la colonia Torres de Padierna.

Ufano de la captura, el procurador Castillo...

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