PLAZA PÚBLICA / El turno de Michoacán

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Exactamente cuatro meses antes de las elecciones para renovar el Poder Ejecutivo local, mil 800 miembros de la Policía Federal llegaron a Michoacán para, según se anuncia, combatir a Los Caballeros Templarios, el grupo delincuencial que ha reemplazado a La Familia Michoacana. Según el gobierno federal, esta organización ha quedado diezmada. Además de la muerte de Nazario Moreno González, llamado El Chayo (más hipocorístico que apodo), y la captura de José de Jesús Méndez, motejado El Chango, en los años y meses corridos desde diciembre de 2006, fueron detenidos más de 700 miembros de La Familia. No se informa cuántos de ellos fueron llevados a proceso y cuántos fueron sentenciados.

En Michoacán comenzó en aquella fecha, apenas unos días después de la toma de posesión de Felipe Calderón, la actuación del Ejército, en combinación con las fuerzas de seguridad locales. El hecho mismo de que el refuerzo de la presencia federal, con casi 2 mil hombres más, se concentre en Apatzingán y en el resto de la Tierra Caliente habla del fracaso de la guerra a balazos. Lo mismo dice la sustitución de La Familia por los Templarios, que bien podría ser no una división que deriva en enfrentamiento sino una estrategia de esa banda para embozarse y evitar la captura de Servando Gómez, apodado La Tuta, sobre el cual van los efectivos llegados a Michoacán. Todos esos hechos comprueban lo bien sabido: que la delincuencia organizada es una hidra de mil cabezas a la que no basta cortar de tajo algunas de ellas porque de ese modo no se le priva de la vida.

El arribo de la Policía Federal significa en más de un sentido un regreso al comienzo, aunque cambien los uniformes de los encargados de brindar seguridad a los michoacanos. La misma expectativa generada deliberadamente por el gobierno federal en 2006 es la que acompaña cuatro años y medio después a este refuerzo. Pero, por ello mismo, es difícil que el augurio de días mejores por la reforzada presencia policial suscite confianza en la población, que en ese lapso ha sufrido estremecimientos como el ataque con granadas a la multitud reunida para festejar El Grito en 2008 y la acumulación de muertes con violencia ocurridas día tras día. Una circunstancia agrava el panorama: la permanente tensión entre el gobierno federal y el local, que se expresó en la fallida operación ministerial conocida como michoacanazo, consiste en la captura de más de 30 alcaldes y funcionarios estatales y municipales, incluido el procurador...

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