Plaza Pública/ Viva la vida

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Con habilidad táctica más que como resultado de una visión auténtica de mayor amplitud, el arzobispado capitalino convocó a una marcha titulada Viva la vida, que se realizó el domingo en el centro de la ciudad a la misma hora en que el primado de México, el cardenal Norberto Rivera reducía los alcances de su homilía al enfoque tradicional antiabortista. Fue una manifestación de protesta por las reformas al Código Penal, practicadas hace 40 días y puestas en vigor ayer, que ampliaron las excusas absolutorias en la interrupción prematura del embarazo.

Si bien en el discurso del cardenal, y en las expresiones visuales de los asistentes predominó la agresividad contraria al aborto, al estilo del Comité Nacional Pro Vida, en la convocatoria suscrita por algunas agrupaciones relevantes y muchos membretes se incluyeron reivindicaciones normalmente ausentes en los planteamientos conservadores sobre las mujeres y la familia. Sabremos por la evolución de su abordamiento si se trata sólo de un modo de disfrazar el antiabortismo simplón o si se ha entendido que la lucha por la vida requiere una expresión más amplia, que comprenda (en el doble sentido de la expresión, de entender y abarcar) los problemas de las mujeres en general. Se trataría, por decirlo así, de un incipiente feminismo católico conservador, distinto del que ya practican las fieles de ese credo que mantienen el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

Aunque por su generalidad resulta banal, nadie estaría en desacuerdo con esta porción de la convocatoria a la marcha dominical: "Estamos a favor de la vida y de la búsqueda de las mejores soluciones a los problemas de las mujeres, de la niñez, de los ancianos, de los indígenas, de los enfermos, de las personas con discapacidad, de los que viven en pobreza y pobreza extrema, de toda mexicana y de todo mexicano. Estamos en contra de leyes y estructuras que no son justas para todos".

Ese preámbulo desemboca, sin embargo, en dos vertientes concretas susceptibles de tratamiento legislativo. Por un lado, los organizadores de Viva la vida solicitaron (así, con ese verbo amable) "a nuestros representantes en el gobierno que avancen en la creación y modernización de leyes que promuevan el desarrollo de la mujer con una visión integral, que le permita realizarse plenamente en los diversos ámbitos de la vida personal, familiar, social y política. Leyes que prevengan y castiguen la violencia y el maltrato a las mujeres niñas, jóvenes...

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