La poesía, regalo extraño.- Gervitz

AutorFrancisco Morales V.

Gloria Gervitz (México, 1943) comenzó a escribir hace 42 años un poema que aún no termina. Fue, según recuerda, a finales de agosto o principios de septiembre de 1976, como en una revelación.

Cuatro versos que todavía le resultan extraños salieron disparados de su mente: "En las migraciones de los claveles rojos donde revientan cantos de aves picudas / y se pudren las manzanas antes del desastre / ahí donde las mujeres se palpan los senos y se tocan el sexo / en el sudor de los polvos de arroz y la hora del té".

Doscientas setenta páginas y cientos de versos después, Migraciones, su poema, sigue en constante escritura, aunque tal vez ya se precipita hacia su final.

"He convivido tantos años con el poema", evoca Gervitz en entrevista telefónica desde EU, donde radica. "El poema ha acabado por ser algo así como una casa, como un refugio, y entonces ahorita me estoy dando cuenta de que los dos nos estamos dejando solos. Eso me crea un sentimiento de orfandad".

Por este único poema, publicado por partes, Gervitz fue galardonada con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, uno de los más prestigiosos de la lengua, que recibirá en próximos días de manos del Presidente de Chile, Sebastián Piñera.

Ajena a los grupos literarios y los reflectores, éste es el primer galardón que la poeta recibe en su vida, y es apenas la segunda mexicana en obtenerlo, tras José Emilio Pacheco (2004).

"Me siento vulnerable, muy expuesta. Es estar visible de una manera que yo no estaba acostumbrada, porque he sido siempre más bien introvertida, y he trabajado a través de mucho tiempo bastante sola", reflexiona.

Su única compañía constante ha sido, desde luego, Migraciones, un proyecto poético vital al que Gervitz se refiere, con razón, como si hablara de un ser vivo.

"Debo decirte que tengo una relación muy simbiótica con el poema", cuenta. "Hubo épocas largas, incluso de años, en que no escribía nada y que hasta me angustiaba, pero luego volvía".

La autora ha tenido que aprender a esperar a que la poesía llegue a ella. Es una de sus convicciones: "A la poesía no la puedes forzar: o se da o no se da. Creo que las cosas importantes en la vida son así.

"La poesía es un misterio, es un regalo, es un regalo extraño, porque creo que se le da al poeta con la condición de que él, a su vez, la dé: es un regalo para ser dado", declara.

Ese regalo llamado Migraciones ha ido llegando por partes, sin consciencia de la autora de lo que estaba haciendo, primero en libros que...

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