DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Una chica buena

AutorCatón

"Hay cuatro clases de orgasmos en la mujer -le dijo Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, a su amigo Juanelón-. Son: el positivo, el religioso, el de velocímetro y el falso". Preguntó Juanelón, interesado: "¿Cuál es cada uno de ellos?" Capronio procedió a dar la explicación. "El positivo -dijo- es cuando la mujer dice al llegar al arrebato erótico: '¡Sí! ¡Sí!' El religioso es cuando exclama en el pináculo del éxtasis: '¡Dios mío! ¡Dios mío!' El de velocímetro es cuando al llegar al culmen del deliquio pide vehementemente: '¡Más aprisa! ¡Más aprisa!'" Quiso saber Juanelón: "¿Y cuál es el orgasmo falso?" Responde el vil Capronio: "Es cuando tu mujer grita: '¡Oh, Juanelón! ¡Oh, Juanelón!'"... Un hombre pasó junto a un gran montón de cemento, y creyó oír que de él salía una voz. En efecto, al acercarse escuchó estas palabras: "No se asuste, amigo. Antes fui un ser humano igual que usted. Encontré en el desván de mi casa una lámpara de forma extraña. La froté, y apareció un genio de oriente que me ofreció cumplirme cualquier deseo. Yo le dije que mi aspiración había sido siempre ser un semental. Y el genio no sabía ortografía"... Solicia Sinpitier, Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, se reunieron en el departamento de Solicia a merendar. Ella fue a la cocina a traer los cafés y las galletitas. En el ínterin sus amigas se pusieron a platicar. Himenia le contó a Celiberia que había comprado en el súper un pepino muy grande, y señaló con ambas manos el tamaño del vegetal. En eso regresaba la señorita Sinpitier, y preguntó con ansiedad: "¿Quién? ¿Quién?" (No le entendí)... Todos los martes de 5 a 6 de la tarde Astatrasio Garrajarra, ebrio consuetudinario, acude al consultorio del doctor Duerf, célebre analista, a fin de que le quite el vicio de beber. El tratamiento está dando resultado: Garrajarra ya no bebe todos los martes de 5 a 6 de la tarde... No sé por qué a los jóvenes sus mamás les advierten que tengan cuidado con las chicas malas. Las chicas malas no tienen complicaciones; las peligrosas son las chicas buenas. Simpliciano, candoroso doncel, le dio por primera vez un beso en la mejilla a Florilí...

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