DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Dulce pequeña

AutorCatón

Una amiga le preguntó a doña Frigidia: "Tu marido ¿es difícil de satisfacer en el renglón del sexo?" "Lo ignoro -contestó ella-. Nunca he tratado de satisfacerlo"... La recién casada le preguntó a su maridito: "¿Te gustaría una familia grande?" Respondió él, ilusionado: "Sí". Entonces ella trajo a sus papás y a sus cinco hermanos a vivir en la casa... Declaró Pirulina: "No me gusta el sexo en el cine. Hacerlo en la butaca es muy incómodo"... Dar es mejor que recibir, excepción hecha de si eres boxeador... Una vedette lucía un gran brillante. Quiso saber una compañera suya: "¿Cómo te hiciste de él?" Explicó la otra: "Lo compré con mis ahorros". "Uh, no -dijo la otra con desdén-. Eso le quita todo mérito"... Doña Macalota le preguntó, extrañada, a su marido don Chinguetas: "¿Por qué dijiste anoche en la fiesta que te casaste conmigo porque soy una gran cocinera? Tú sabes que no me gusta la cocina". Contestó don Chinguetas: "Alguna excusa tenía que dar"... Cuatro añitos tenía Lorilita. Era una niña dulce, un angelito de azules ojos y cabellos rubios. Su frente nívea era un campo de nardos y azucenas; cuando sonreía sus mejillas róseas se adornaban con graciosos hoyuelos. Mostraba entonces sus dentezuelos, diminutas joyas engarzadas en alabastro o en marfil. Con su vestidito de encaje y seda color de rosa, su almidonado delantalito blanco y sus zapatitos de charol semejaba un querubín que hubiese escapado del Cielo para mostrar a los humanos la gracia y hermosura que privan en la mansión celeste. Su voz era una sonatina de Clementi; sus infantiles palabras fluían como un claro manantial que corriese entre lucientes guijas de oro. Cuando iba por el jardín los rosales florecían a su paso para ofrendarle la belleza y perfume de sus pétalos. Pues bien: sucedió que una cuadrilla de albañiles llegó a construir una casa al lado de la suya. Desde la ventana Lorilita vio cómo aquellos hombres cavaban los cimientos de la construcción, y cómo disponían los materiales para fincarlos y empezar a levantar los muros. Al paso de los días su curiosidad de niña la llevó a acercarse al sitio de la obra. Para los rudos...

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