DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Entusiasmo

AutorCatón

"Mi marido me obliga a hacer cosas contra natura". Doña Panoplia de Altopedo, señora de buena sociedad, dijo esas palabras en el curso de la conversación, y con ellas dejó estupefactos a todos los presentes. "Sí -precisó-. Me hace que le compre desodorantes de aerosol, de esos que dañan la capa de ozono"... Se encontraron en una fiesta Aspidia y Vipericia, que no se podían ver. "Estuve en la capital -relató Vipericia-, y me alojé en el Hotel Ucho". "Es de mediana categoría -dijo Aspidia con gesto desdeñoso-. He estado en mejores hoteles". "No lo dudo -replicó Vipericia-. Media hora en cada uno"... Dos vagabundos llegaron a una casa y le pidieron a la señora algo de comer. Les dijo ella: "¿Ven esa alfombra que está colgada ahí? Sacúdanle el polvo con estos bates de beisbol. Cuando terminen les daré una buena comida, y un café". Los hombres se pusieron a trabajar. Poco después la señora se asomó por la ventana y vio que uno de ellos iba por todo el jardín echando maromas, dando grandes saltos y doblándose hacia adelante y hacia atrás. Le dijo con asombro al otro vagabundo: "No sabía yo que su amigo es acróbata de circo". Contestó el individuo: "Tampoco yo lo sabía, señora, hasta que por accidente le pegué en los éstos con el bate"... "Tío -le preguntó Pepito al viejo y ricachón pariente de su padre-. Cuando te mueras ¿te vas a convertir en calculadora?" "No -respondió con extrañeza el carcamal-. ¿Por qué piensas eso?" Explicó el chiquillo: "Es que mi papá dice que cuando te mueras va a poder resolver todos sus problemas"... La secretaria de la empresa maquiladora le dijo a su compañera: "Siempre se me olvida el nombre del nuevo gerente, mister Tracer''. "Haz lo que yo -le aconsejó la otra con sonrisa pícara-. Pienso en el trasero, y nada más le quito la o". A media mañana entró el gerente. Lo saludó alegremente la muchacha: "Good morning, mister Cul!"... El recién casado, extático al contemplar por primera vez los encantos de su linda mujercita, exclamó arrobado: "¡Susiflor! ¡Adoro tus cabellos, tu frente, tus ojos, tu naricita, tus mejillas, tus labios, tu cuello, tus hombros...!" "A lo que vinimos, Vehemencio -lo interrumpió la chica-. Luego haces el inventario"... En el examen de Historia uno de los estudiantes empezó a eructar una y otra...

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