La política: júbilo y esperanza

Entre 1956 y 1970, Manuel Gómez Morin sostuvo un intenso intercambio epistolar con Luis H. Álvarez, quien acaba de publicar, en un libro editado por el FCE, aquellas cartas que retratan el partido de principios e ideas anhelado por su fundador.

LUIS H. ÁLVAREZ

EX CANDIDATO PRESIDENCIAL Y EX DIRIGENTE NACIONAL DEL PAN

En momentos de reflexión suele buscarse el consejo o el punto de vista de personas cercanas. Ubicado en estos tiempos en esa tesitura, surgió vigorosamente en mi fuero interno el nombre de don Manuel Gómez Morin, uno de mis mejores amigos y prácticamente un segundo padre para mí. Tenía él 59 años de edad y yo 36 cuando nos conocimos en la ciudad de Chihuahua, capital de nuestro estado natal. Avecindado en Ciudad Juárez, donde desempeñaba actividades empresariales, a invitación de amigos que militaban en Acción Nacional acudí en abril de 1956 a una reunión en la que se elegiría al candidato de esa fuerza política al gobierno del estado. Fui por curiosidad, por ver cómo se realizaban ese tipo de encuentros, qué asuntos se trataban, qué tipo de personas acudían. Sabía que estaría ahí don Manuel, de quien sólo conocía su bien ganado prestigio, apuntalado por su brillante trayectoria intelectual y su destacado trabajo en diversas instituciones públicas. Mi sorpresa fue mayor, cuando en un momento tenso de la convención él llegó hasta mí con su sonrisa cálida, con su brazo derecho que recientemente se había lastimado en un cabestrillo, y con sus palabras cordiales para decirme, sin mayores preámbulos: "Señor Álvarez, soy portador de una invitación que los panistas de Chihuahua le formulan para que usted forme parte de la lista de precandidatos". Sin reponerme de la sorpresa, alcancé a decirle que no era mi intención participar en esa reunión y que él mismo no me conocía. Con el tono amable que le era característico, respondió: "En efecto, yo no lo conozco, pero los panistas de Chihuahua dicen conocerlo y lo están proponiendo". Luego de meditar sobre la situación política prevaleciente entonces en la entidad y la necesidad de pasar de opiniones críticas a la acción cívica, decidí aceptar, y mi asombro aumentó cuando por voto mayoritario fui electo candidato a gobernador del estado. Así comencé mi actividad política hace 58 años.

Creo que don Manuel se sintió, de algún modo, corresponsable de esa decisión que cambió el curso de mi vida. Por tanto, asumió la tarea institucional, pero también personal y crecientemente afectiva, de...

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