DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Historia

AutorCatón

Babalucas tenía cara de tonto. Un pintor pensó que sería el modelo perfecto para su cuadro La irracionalidad humana, de modo que le dijo: "Soy pintor. Te daré mil pesos si me permites pintarte". "¡Ah, no! -rechaza la oferta Babalucas-. ¿Y luego cómo me quito la pintura?" (Este Babalucas es el mismo que le contó a un compañero de oficina: "El otro día jugué al golf en la nieve". Le pregunta el otro: "¿Tuviste que pintar tus pelotitas?" "No -contesta el badulaque-. Nada más me puse ropa interior gruesa")... Hasta los diputados conocen esa máxima según la cual la Historia es la maestra de la vida. En México, sin embargo, la Historia no es maestra, sino pugnaz mujer sembradora de discordia y desunión. Por causa de ella los mexicanos hemos estado divididos desde siempre: hispanistas contra indigenistas; liberales contra conservadores, reaccionarios contra revolucionarios. No permitimos que nuestros héroes gocen la paz de los sepulcros; antes bien los esgrimimos como arma de combate, y los traemos al mal traer con nuestras disensiones. Las batallas de ayer siguen librándose hoy. En cierta ciudad norteña se le ocurrió al alcalde ponerle a una calle el nombre de Iturbide. Un ínclito historiador de la localidad se aplicó de inmediato, escalera en hombro y martillo en mano, a la ímproba y patriótica tarea de quitar de las esquinas las placas con el nombre de ese réprobo, condenado per fas et per nefas al mexicanísimo basurero de la Historia. Y esto que digo no sucedió hace décadas, sino recientemente. Para algunos escribidores la Historia no es ciencia todavía, sino rencor aún vivo. Afortunadamente las cosas parecen ir cambiando. Por ejemplo, el centenario de la Revolución ha servido para mirar desde otra perspectiva la figura de don Porfirio Díaz. Se mencionan, es cierto, sus evidentes fallas y sus yerros, pero empieza a ser reconocida su obra en bien de la nación, sobre todo cuando sus logros se ponen en contraste con los sucesos que luego acontecieron, y con los resultados de aquella "perfecta dictadura" -más larga aun que el...

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