DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Liberación femenina

AutorCatón

La joven novicia llegó llorando a su convento. Dijo entre lágrimas: "Iba yo pasando por una oscura calle y me asaltó un sujeto que empezó a abrazarme y a besarme. Cuando perdí el sentido a causa de sus caricias encendidas se aprovechó de mí". "Qué pena, hermana -la compadeció una de las reverendas-. Se perdió usted lo mejor"... Astatrasio Garrajarra, ebrio con su itinerario, le dijo a su médico: "Creo que estoy empezando a superar mi problema de alcoholismo, doctor. Sigo viendo elefantes azules y cocodrilos verdes, pero ya son más pequeños"... El maestro le preguntó a Pepito: "Dime: ¿cuál es la diferencia entre ignorancia e indiferencia?" Respondió el chiquillo: "No sé, y me vale"... El pastor de la iglesia organizó un servicio testimonial: todos los pecadores debían proclamar sus culpas públicamente y manifestar frente a los hermanos su propósito de cambiar de vida. Se levantó un hombre. "Hermanos -dijo-. Soy un borracho perdido. Pero si todos ustedes me ayudan tendré fuerzas para cambiar". Los feligreses aplaudieron, conmovidos. Se puso en pie otro. Hermanos -dijo-. Yo tengo el vicio del juego. Pero si todos ustedes me ayudan les prometo que voy a cambiar". Nuevos aplausos, y emoción general. Se levantó entonces Celiberia Sinvarón, madura señorita soltera. "Hermanos -declaró-. Yo nunca he hecho nada. Pero si uno de ustedes me ayuda les aseguro que eso va a cambiar"... Un norteamericano y un francés estaban conversando. Dijo el estadounidense: "Acabo de leer un libro que se llama Mil modos de hacer el amor". "Ya veo -comentó, displicente, el francés-. Algunos ejemplos nada más"... Meñico Maldotado, infeliz joven con quien la naturaleza se mostró avara en la parte correspondiente a la entrepierna, casó con Pirulina, muchacha bastante sabidora. La novia vio por primera vez al natural a su flamante maridito y meneó la cabeza tristemente. "Ay, Meñico! -le dijo-. Tu mamá me advirtió que tenías cosas de niño, pero yo pensé que se refería a la inocencia"... El señor regresó de un viaje antes de lo esperado, y encontró a su mujer en la recámara presa de singular agitación. Le preguntó: "¿Qué te sucede, Thaisia?" "Nada, Corneto...

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