DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Noviazgos

AutorCatón

"¡Es cierto! ¡Es cierto!" -exclamó el desposado al tiempo que caía de espaldas, exhausto, en el tálamo nupcial. "¿Qué es cierto?" -le preguntó con extrañeza su flamante mujercita. Responde con débil voz el novio: "Que toda tu vida pasa ante tus ojos cuando lo haces por cuarta vez"... Un hombre bebía triste y solitario en la barra de la cantina. El tabernero, compasivo como todos los de su oficio, le preguntó: "¿Qué le sucede, amigo?" Respondió el otro: "Acabo de sufrir una tremenda decepción con mi novia". "Lo siento mucho -se condolió el del bar-. ¿Qué sucedió?" Relató el individuo: "Esta noche le iba a pedir que se casara conmigo. Antes de hacerlo, sin embargo, le pregunté cuántos hombres había habido en su vida. Ella me dijo que podía contarlos con los dedos de una mano. Me tranquilicé. Pensé que después de todo no eran muchos. Pero algo me hizo preguntarle con cuántos dedos los podía contar. Y me contestó: 'Con los que se necesitan para operar una calculadora'"... "Claro que quiero casarme contigo, Dulciflor -le aseguró Mercuriano a la linda muchacha-. Pero debes tomar en cuenta que soy jefe de compras, y antes de adquirir algo siempre pido una muestra". "Muestra no te puedo dar -replicó Dulciflor con naturalidad-. Pero referencias te puedo ofrecer muchas"... Un marinero decidió que ya era tiempo de sentar cabeza y buscarse una esposa. Quería como compañera de su vida a una doncella que jamás hubiera tenido relación con marineros, pues las que trataban con ellos indefectiblemente perdían, entre otras cosas, su virtud. Finalmente halló a una con traza de cándida e ingenua que le dijo que nunca había conocido un marinero ni sabía nada de cosas de barcos o de navegación. La llevó, pues, al altar. Al llegar al hotel donde iban a pasar la noche de bodas la muchacha se plantó al pie de la cama y le preguntó con tono desenvuelto: "¿Qué banda prefieres, guapo? ¿Babor o estribor?" (Ingrata sorpresa. Seguramente al desolado nauta se le abatió la entena de proa)... La guapa optometrista, joven mujer de abundoso caderamen, examinaba a un ancianito antes de prescribirle nuevos lentes. Para eso le pidió que leyera la carta de letras que tenía en la pared...

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