DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Quejas

AutorCatón

Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le pidió a Dulciflor, joven ingenua, que le hiciera dación -y para colmo a título gratuito- del íntimo tesoro de su doncellez, que ella guardaba celosamente para entregarlo a aquél a quien daría el dulcísimo título de esposo. A la salaz demanda del lúbrico galán respondió la cándida muchacha: "No puedo darte lo que me pides, Afrodisio. Soy virgen". "No importa -contestó él-. Te prometo que después te rezaré"... (Nota de la redacción: El tal Pitongo es verdaderamente un sátiro, un erotómano, un individuo mórbido, sensual, libidinoso, lascivo, voluptuoso, sicalíptico y lujurioso, un maniático sexual. Cierto día el farmacéutico de su colonia le preguntó, curioso: "La semana antepasada adquirió usted 21 condones. La semana pasada se llevó 14. Y esta semana compró solamente siete. ¿Por qué?" Explicó el verriondo tipo: "Es que me estoy quitando el vicio poco a poco")... Babalucas llegó a la playa cargando una pesada puerta de automóvil. Le preguntó un amigo, estupefacto: "¿Para qué traes esa puerta?" Respondió el badulaque: "Si el calor aumenta bajaré la ventanilla"... El odontólogo le pidió a la rubia: "Abra lo más que pueda". Ella abrió lo más que pudo. Le aclaró el dentista: "La boca, señorita"... En el bar La Nube Pasajera uno de los asiduos clientes, Astatrasio Garrajarra, le dijo a Empédocles Etílez, su eterno compañero de parrandas: "Mañana saldré de vacaciones". "¿Ah sí? -se interesó el otro-. ¿A dónde vas a ir?". Contestó Garrajarra: "A otro bar"... Sor Bette, joven monjita del convento de la Reverberación, estaba en el diván del doctor Duerf, célebre psiquiatra. Se sorprenderán mis cuatro lectores si les digo que la bella sor se había despojado por completo de sus hábitos y demás ropas, y estaba tendida en el diván, desnuda, en actitud voluptuosa de Cleopatra. Le preguntó la monjita al analista: "Muy bien, doctor: ahora que por fin logró usted quitarme mis inhibiciones ¿qué vamos a hacer?"... Un caballo entró en una cantina. El tabernero le preguntó: "¿Por qué esa cara larga?"... Doña Frigidia, ya se sabe, es la mujer más fría del planeta. Un día fue a ver la película Infierno en la Torre, y su...

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