DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Ultimátum

AutorCatón

Babalucas se metió a compositor. Les informó a sus amigos: "Voy a escribir una opereta. Se llamará 'El Soldado de Chocolate'". Le indicó uno: "Ya hay una opereta que se llama 'El Soldado de Chocolate'". Declaró Babalucas: "Entonces la mía se llamará 'El Soldado de Vainilla'"... En otra ocasión Babalucas participó con un amigo en un concurso de vuelo en globos aerostáticos. Cuando iban ya en las alturas empezó a sonar el radio. "Llamando al globo número 66 -dijo una voz-. Llamando al globo número 66". Respondió Babalucas: "Nosotros somos el número 99". "Corrijan su posición -ordenó la voz-. Ustedes son el globo 66"... Por cierto, el abuelo de Babalucas fue uno de los pasajeros del Titanic. Cuando el gigantesco navío empezó a hundirse el señor meneó la cabeza con disgusto y dijo: "¡Qué manera más idiota tienen de llenar la alberca!"... La esposa de lord Bibendum, caballero que solía empinar el codo más de lo que aguantaba el resto de su cuerpo, amenazó a su marido: "Éste es un ultimátum: si vuelves a probar el whisky jamás volverás a hacer el amor conmigo". Milord se quedó pensativo. Le preguntó, amoscada, la señora: "¿Por qué no dices nada?" Respondió, pensativo, lord Bibendum: "Estoy tratando de decidir entre un whisky de 18 años y unas pompas de 50"... Cierto periodista pasó por un pequeño pueblo y vio a un hombre que parecía tener todos los años del mundo. Se detuvo y le preguntó: "¿A qué atribuye haber llegado a su avanzada edad?" Contestó el sujeto: "Fumo como chacuaco, bebo como cosaco, y hago el amor tres veces cada día". "¡Fantástico! -se admiró el periodista-. Y dígame: ¿cuántos años tiene?" Respondió el otro: "Veintitrés"... Aquel señor de edad madura casó con mujer joven. Pronto se vieron los resultados de tan desigual unión: la chica entró en amores con un muchacho a quien el señor había dado toda su confianza, y que entraba en la casa como si fuera suya. Cierto día el desdichado marido regresó de un viaje sólo para encontrarse con la palmaria escena de su infelicidad: su esposa y el joven a quien protegía estaban uno en brazos del otro. "¡Ah, Pitorro...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR