Y todo por un porro... (I)

AutorManuel Ávila Camacho

A Jim lo conocí en uno de los baños de un campus cercano a la sede del primer Monterey Pop Festival, cuando todos lo usábamos en fila para asearnos y refrescarnos.

Su apellido era Morrison, los dos éramos adolescentes y, después de haberse bañado, seguía fumando mariguana. Sería 1966, los recuerdos no siempre van de la mano con las fechas.

Me preguntó cómo me llamaba cuando reconoció mi inglés mexicanizado, me dijo que le encantaba México porque solía ir a San Blas, Nayarit, a surfear. También le encantaba el peyote que ahí conseguía.

Yo iba con mi amigo, Dennis Hooper, que en ese entonces estaba preparando su gran Easy Rider y ya había terminado Gigante y, al igual que James Dean, era ídolo entre las jóvenes.

También estaba mi cuate Joel Tornavene, quien fue el que llevó a Los Beatles a grabar a Estados Unidos, estaba con la organización del Nashville Festival de Música. El fue quien luego produjo la primera película que protagonizó Madonna, Desesperadamente Buscando a Susana.

Nos la pasamos juntos los tres primeros días del festival, nos hicimos supercuates y desde entonces nos seguimos frecuentando. Yo le dije que fuera a visitarme a mi casa de Acapulco, que también la diversión ahí era envidiable.

Todavía no era "El Rey Lagarto", el líder de The Doors, que lo mismo cautivó a hombres que a mujeres.

Usaba, como hasta el final, pantalones de mezclilla, tenía un grupo y varios amigos músicos. Era bisexual, lo mismo agarraba a hombres que a mujeres. Tenía esa filosofía hippie del amor y paz, el sexo libre, le gustaba experimentar.

Al siguiente año fue a visitarme a Acapulco, donde yo tenía una casa entre Caleta y Caletilla. En una fiesta de las que yo daba para la reseña cinematográfica del lugar, le presenté a Alfredo Díaz Ordaz, pues yo era muy amigo de él. Su papá fue gente del mío, de Maximino Avila Camacho.

Alfredo tenía también un grupo de rock, con el que solía tocar en una disco de la Zona Rosa que le pertenecía a Sergio Villagrán.

En la Reseña de Acapulco, estuvieron Gina Lollobrigida, quien era la reina del evento, al igual que Meche Carreño. Ella ya despegaba como "sex symbol" del cine. Mi novia eterna hasta la fecha.

En el verano del 68, luego de la fiesta, cuando Jim se hizo amigo de Alfredo, fue él quien lo invitó a una tocada en Los Pinos.

Javier Olmos estaba iniciando con el Festival de Avándaro, como consecuencia del Woodstock y del Monterey Pop Festival.

Alfredo le dijo a su papá, el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, que le...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR