Prefiere el futbol que la literatura

AutorSergio Raúl López

Si Guillermo Fadanelli (Ciudad de México, 1960) hubiera tenido más inteligencia, hubiera decidido desarrollarse como futbolista profesional; sin embargo, debido a una extraña pulsión, tuvo que ejercer el oficio de la literatura, un mundo que en la actualidad ha sido tomado por la tecnocracia, por lo que le parece "una mierda".

"Yo jamás concebiría a la literatura como una carrera o una actividad que me diera un valor social. Es un oficio que haces con cierto esmero y te ayuda a consumir el tiempo mientras llega la muerte, pero no le adjudicaré de ninguna manera finalidades trascendentales", añade el videasta y escritor de "literatura basura".

La época actual, propone, podría ser nombrada la del triunfo de "los vendedores de jabón"; es decir, de aquellos escritores que, sin importar si saben o no escribir literatura, saben cómo vender su obra, de aquellos "grandes dominadores de la palabra, habladores, genios de la mercadotecnia, que literariamente son despreciables".

Pese a que Fadanelli suscribe la frase del escritor brasileño Rubem Fonseca: "a ningún escritor que se respete le gusta la literatura, me gustaría beber alcohol y entregarme a todo tipo de placeres, en realidad escribo por necesidad" y que, fuera de la cuestión económica, no encuentra la diferencia entre tener 20 lectores y un millón, su más reciente novela acaba de aparecer en el mercado.

Lodo (Debate) traza la ruta emprendida por una pareja, Benito Torrentera, un profesor universitario cincuentón, recluido del mundo en un departamento de la colonia Roma y que imparte clases de ética, y Flor Eduarda -nombrada en honor a la hija homónima de Juan José Gurrola-, una veinteañera de Iztapalapa que llega a la conclusión de que tiene mayores fines prácticos robar un pequeño supermercado como el Seven Eleven, en que trabajaba como dependienta, que cursar estudios universitarios.

Alcanzar a beber mejores brandis y que su compañera Yolanda Martínez tenga "mejores vestidos", así como tener recursos para proseguir con la editorial y la revista Moho, hacen que Fadanelli desee que sus editores promuevan el libro y que pueda venderse bien, pues el gran público no le interesa.

"Prefiero ser leído por las personas más sensibles o más interesantes que por una masa analfabeta incapaz de hacer diferencias", advierte convencido tras...

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