'Prefiero leer a mi mamá'

AutorAntonio Bertrán

REFORMA/Enviado

CUERNAVACA.- Helena Paz Garro se olvida de su depresión nerviosa cuando se le pide que lea un fragmento de las memorias que empezó a escribir unas semanas después de la muerte de su madre, Elena Garro, ocurrida el 22 de agosto de 1998.

"Me decidí a escribir mis recuerdos porque pienso que será un documento muy interesante, es como si la hija de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir hubiera escrito sus memorias", dice. "La historia de mis padres es la de dos personajes increíbles, y yo aparezco también pero como una cámara".

La poeta se levanta de la cama revuelta donde pasa los días sentada, rodeada de sus gatos, y con pasos inseguros por la debilidad física que le produce la depresión que padece, llega hasta una de las paredes de su pequeño departamento en Cuernavaca. Toma con esfuerzo una bolsa de tela que, como muchas otras de plástico negro, cuelga de un clavo, y saca uno de sus cuadernos, donde guarda un centenar de hojas desprendidas.

"Mis primeros recuerdos se remontan muy lejos, cuando yo dormía todavía en cuna", lee con su voz de niña adormilada. "En mi memoria surge una cama de madera café con barrotes, y de cabecera un dosel de seda azul. Todo me lo habían comprado azul. Mi abuela Pepa (la mamá de mi papá) estaba empeñada en que yo iba a ser un niño".

La única hija de Octavio Paz evoca a su madre como "un remolino de hojas de otoño" que entró por la ventana de su habitación infantil y "fue tomando la forma de un ser mágico, vestido con un traje de seda en diversos tonos de amarillo". En repetidas ocasiones, interrumpe la lectura para pedir la opinión de sus escuchas.

"Es la primera vez que escribo prosa, nunca pensé que podría hacerlo, pero todas las personas que han leído lo que escribo dicen que les gusta mucho".

Helena Paz se siente muy sola tras la muerte de su madre. La escritora está presente en un "altar" formado por fotografías y reconocimientos como el Doctorado Honoris Causa Postmortem que le otorgó la Universidad de Puebla en noviembre de 1998.

En el prólogo del manuscrito que quiere titular Infancia, adolescencia y primera juventud con Octavio Paz y Elena Garro, se hace patente el dolor de la pérdida que la impulsó a escribir sus recuerdos: "¡Oh, qué melancolía penetra en nuestros corazones cuando surge ante nuestra visión interior el recuerdo de los tiempos dichosos! Se han ido implacablemente y nunca volverán (...) Entonces nos envuelve una bruma gris de soledad y de lágrimas, y esos días, en el...

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