El presunto candidato

AutorCarolina Rocha Menocal

"Míralo, ya parece candidato", dijo uno de los convocados a la primera reunión nacional del Partido México Ciudadano, mientras observaba a un Jorge Castañeda que apenas se daba abasto para saludar a viejos y eufóricos compañeros de lucha izquierdista, así como a nuevos adeptos, que el sábado 8 se abultaban para ganar un guiño del ex canciller foxista.

Sonriente -que no desbordante de alegría- y con paso firme, él se abrió paso sin escatimar un solo saludo, procurando apretar el antebrazo de los conocidos, besando la mejilla de mujeres que enrojecían tras su partida y, sobre todo, deteniéndose ante quienes llegaban con algún alegato...

Ésta ha sido la labor de Castañeda desde que inició oficialmente su campaña, hace dos meses: acercarse y repetir hasta el cansancio: "represento a los que no representan los partidos". Es la construcción de un candidato "atractivo" para una masa crítica de votantes en la población urbana y que no por nada es la figura estelar de sus más de 400 spots televisivos, según la explicación de la especialista en comunicación política, Ana Vásquez Colmenares.

Es un Castañeda despojado de las camisas blancas o azules, con iniciales en el pecho, de los trajes sobrios y mocasines. El surgimiento, en cambio, de un candidato rejuvenecido, con camisas tirándole a morado o a cuadros y chamarrita Burberrys con resortito en la cadera, al estilo Zedillo y Salinas.

"Le está hablando a su generación y a los jóvenes", dice Vásquez Colmenares.

Su equipo es joven. Nunca falta María Ocampo, su asistente, o Gabriela Padilla, encargada de dejar sobre el futón del cuarto contiguo a la sala de su departamento, la vestimenta que habrá de usar, según se reúna con estudiantes, empresarios o medios al día siguiente.

Castañeda es un hombre pragmático, "el sueño de cualquier asesor político", reconoce Vásquez Colmenares. Castañeda escucha el diagnóstico y sigue al pie de la letra el tratamiento. "Las personas públicas se van moldeando como la función que tienen", me responde a la pregunta de por qué se le ve más alivianado y luego suelta una risilla -porque en el departamento de carcajadas y chistes ligeros, el doctor sigue reprobado- y agrega "es la chamba... es la función".

Función que ha representado bien, si a los resultados nos remitimos.

"El reconocimiento aumentó como 10 puntos, pero la preferencia se duplicó (...) pasé de 6 a 12 en las encuestas telefónicas", dice.

Dos meses de una a dos giras por semana -dependiendo de la cartera de...

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