Un proceso violento

AutorAndro Aguilar

El miércoles pasado, durante la inauguración de una sala de prensa de 2 mil 200 metros cuadrados con capacidad para 600 personas en el Instituto Nacional Electoral (INE), el consejero presidente Lorenzo Córdova destacó cómo el instituto había superado las adversidades de este proceso: "estamos listos para recibir y contar los votos de la elección más grande de la historia del país".

Esa misma mañana, al INE llegaron las notificaciones de que juntas distritales en Michoacán y Chiapas habían sido tomadas por integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, como parte de las jornadas de resistencia a la elección anunciadas por los maestros. Las acciones reportadas a Córdova en el último día de campañas proselitistas se sumaban a la toma de instalaciones del instituto en Oaxaca y Guerrero, y ataques previos en Veracruz, Puebla y Tamaulipas.

Un día antes, moría asesinado a balazos, a 44 kilómetros de distancia de las oficinas centrales del INE, el perredista Miguel Ángel Luna Murguía, candidato a diputado federal en Valle de Chalco, Estado de México.

Además de ser el proceso electoral más grande de la historia, como señaló Córdova, también ha sido el más violento de este siglo. Y varios grupos han llamado a sabotearlo: la CNTE, en Oaxaca, Michoacán y el DF; el Movimiento Popular Guerrerense -que aglutina a maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) y normalistas de Ayotzinapa-, y algunos colectivos de anarquistas.

Antes de comenzar las campañas, ya habían iniciado los asesinatos y agresiones contra aspirantes a un puesto público, militantes, operadores o simpatizantes de algún partido político. Hasta el 4 de junio, sumaban 26 los muertos relacionados con el proceso electoral. Uno más se sumó el pasado jueves: Julio Manuel de Caso, secretario de Finanzas del PRD-DF; aunque, en este caso, la dirigencia perredista se apresuró a decir que fue un suicidio sin relación con los comicios. La Procuraduría capitalina abrió una investigación.

Desde el prerregistro de aspirantes fueron constantes las denuncias de amenazas e intimidaciones hacia candidatos en diversos estados del país y la consiguiente renuncia de algunos de ellos por la inseguridad en estados como Morelos, Veracruz o Guerrero.

Otro fenómeno de la campaña fueron los enfrentamientos entre brigadistas y simpatizantes de algún candidato en la Ciudad de México, Querétaro y Oaxaca.

En el periodo de campañas, la violencia criminal tampoco disminuyó. De acuerdo con el registro de ejecuciones de Reforma, en los primeros tres meses de 2015 sumaron mil 21 ejecuciones, con un promedio de 11 personas asesinadas por día. Durante abril y mayo, meses de campañas federales, el promedio de personas asesinadas por día se elevó a 13.

En este lapso, destacan dos casos de violencia paradigmáticos en dos estados que eligen gobernador, renuevan sus congresos locales y sus alcaldías: Jalisco -donde el 1 de mayo siete militares murieron cuando integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación derribaron...

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