Prospera en Detroit el 'Mexicantown'

AutorÁngel Villarino

Corresponsal

DETROIT.- Calles repletas de comercios e iluminadas de noche, bailes en los parques y carteles con ofertas de trabajo son cosas muy poco habituales en la urbe más deprimida de todo Estados Unidos.

Pero existen en "Mexicantown", un barrio latino de Detroit que mantiene su vitalidad en medio de la degradación y la ruina que sufre la ciudad, declarada oficialmente en bancarrota a finales del mes de julio.

Mientras en zonas más céntricas apenas quedan ya negocios abiertos, en "Mexicantown" florecen restaurantes, tiendas de alimentos, ropa, panaderías, peluquerías e incluso tortillerías.

También están llegando inversiones privadas y proyectos inmobiliarios ante la alta demanda en algunas calles, algo desconcertante en una ciudad donde hay 80 mil edificios abandonados y 90 mil terrenos vacíos.

"Realmente es un área muy dinámica, que no se considera en bancarrota gracias al trabajo duro y el espíritu emprendedor de los latinos, que han sido el motor económico durante más de 20 años", aseguró a REFORMA Kathy Wendler, presidenta de la Asociación de Empresarios del Suroeste de Detroit (SDBA, por sus siglas en inglés).

Algunos empresarios latinos, como Frank Venegas, están entrando también en la producción industrial un sector que en su día fue el motor del crecimiento y que hoy pocos apuestan por recuperar.

Incluso, desde el punto de vista demográfico, "Mexicantown" también va contracorriente.

Detroit ha perdido 60 por ciento de su población en las últimas décadas y sólo en los últimos 10 años cayó 20 por ciento.

Sin embargo, la comunidad latina creció 70 por ciento desde 1990 y ronda ya los 50 mil habitantes, la mayoría mexicanos, según el último censo.

Respecto al total, su proporción ha crecido del 5 al 7 por ciento y conforman el segmento más joven en una urbe muy envejecida, con una media de 24 años.

Los mexicanos empezaron a llegar en los años 50, atraídos por la riqueza y la industria de la que entonces presumía Detroit.

En los 80, con la marcha de los últimos emigrantes polacos y el cierre de las fábricas de General Motors, terminaron de hacerse con el barrio.

"Mi familia llegó en 1947. Yo era una niña y fue difícil, también intentaron deportarnos", narró Mary Turner, una de las primeras mexicanas en llegar a la ciudad y quien hoy trabaja como consejera legal para una congresista estatal.

"Pero de a poquito el barrio se fue haciendo latino. Hoy mantiene la cultura y una gran vida comunitaria que incluso se organiza para limpiar...

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