El proyecto integracionista

AutorRosío Vargas

Rosío Vargas

Doctora en ingeniería energética y profesora en la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Las presiones detrás de la reforma energética respondieron no sólo al proyecto geopolítico de Estados Unidos, a su seguridad energética, sino también a la problemática de la industria petrolera en países anglosajones (declinación de la producción de petróleo convencional, así como de la localizada en el Mar del Norte). Detrás de la "revolución energética" de Estados Unidos hay evidencias claras de sus limitados horizontes, dadas las características de su curva de producción y la situación financiera de la industria del gas de lutitas. Lo mismo que los nexos entre finanzas, banca e industria hidrocarburíferas, que usan las reservas petroleras como respaldo para sus proyectos de financiarización.

El proyecto histórico de Estados Unidos está asociado a conceptos como compras de territorios, conquistas, anexión, diplomacia de fuerza, invasión, desestabilización, expansión de fronteras. Conceptos todos asociados a la propiedad privada absoluta. Se sustentan en los históricos proyectos geopolíticos como la Doctrina Monroe (1823), propuestas doctrinarias como el Destino Manifiesto, y estrategias para conseguir el "acceso" a minerales estratégicos bajo la noción de la interdependencia como lo propuso la Comisión Paley (1952). En fechas recientes tenemos los proyectos de integración-concreción del proyecto neoliberal, formalizado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, 1994); el Acuerdo Ejecutivo conocido como Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América del Norte (ASPAN, 2005), y las propuestas propias del sector energético, como la integración de un mercado común de energía (Reagan) y el mercado energético de América del Norte. Este último se presenta como parte de una visión continental para la región, de la que formarían parte los recursos mineros y naturales, así como diseño de políticas y acciones bajo el liderazgo corporativo de Washington, las empresas canadienses y los grupos privados mexicanos. La integración energética de América del Norte responde a la seguridad energética de Estados Unidos y la forma en que el proyecto se despliega en la región es, justamente, a través de la propuesta neoliberal y liberal, para el caso de los recursos mineros (hidrocarburos); no hay dicotomías y contradicciones entre la seguridad energética de Estados Unidos y su estrategia económica y de mercado. Estos son...

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