'Si pude una vez, puedo comenzar de nuevo'

AutorTania Romero

Una vecina se acerca a Homero a preguntarle si quiere que les lleven comida a las personas del pequeño albergue instalado en una esquina del patio de la iglesia de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco.

Él asiente y agradece. La joven inquiere: "¿pero qué se les antoja?". E insiste, ante la respuesta de Homero de que todo es bienvenido, que hay gente que puede prepararles lo que quieran.

"Pues... un pollito, o algo así, porque no hemos comido nada de eso, casi puras tortas", responde el joven de 26 años.

Así, Homero Torres se despide de la chica. Se encuentra frente a las ruinas del que era su hogar y lo que queda de su consultorio dental, el cual había abierto hace apenas cuatro meses.

Ese día cumplía nueve días pernoctando, alternadamente con sus hermanos, en una tienda de campaña, junto con otros vecinos, para evitar la rapiña de lo poco que queda de su casa, la cual quedó inhabitable por los daños del sismo del 19 de septiembre.

"Estaba en la escuela, estudio la especialidad de Ortodoncia (en el Centro de Investigación y Especialización en Ortodoncia), nos quedamos encerrados en el tercer piso", recuerda quien en mayo recibió su título universitario por parte de la UNAM.

En cuanto pudo salir, emprendió el regreso a casa. Poco después, por el chat familiar, recibió la mala noticia que intuía.

"Sentía que algo había pasado, estaba muy nervioso; una prima escribió que se había caído mi casa y que mi mamá estaba mal".

Homero partió de la Glorieta de Vaqueritos, a la entrada de Xochimilco. Logró llegar al pueblo de Nativitas, dos antes del suyo; ahí ya no había paso porque se abrió una grieta en la carretera. Mientras corría al número 10 de la calle Lázaro Cárdenas, se encontró con escenas desoladoras.

"Al llegar a San Gregorio empecé a ver los daños, se caían bardas, había grietas enormes, vi casas caídas. Conforme me iba acercando a la mía, era la destrucción total".

Cuando ocurrió el temblor, en el domicilio se encontraba la mayoría de su familia. Sólo él y su papá estaban fuera.

"Ninguno alcanzó a salir. Mis hermanos se quedaron en las escaleras, mi abuela en la cocina y mi mamá en el pasillo; a ella le cayó el muro de la cocina en la pierna, se luxó la rodilla".

Para el odontólogo, fue tal la impresión que se desmayó.

Al despertar de lo que hubiera querido que fuera un mal sueño, se enfrentó a la realidad.

"Cuando reaccioné era la psicosis total. La casa tenía unos 80 años, era de dos pisos y quedó súper dañada; llegó Protección Civil y...

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