Un pueblo con doble nacionalidad

AutorIvett Rangel

Enviada

FREDERICKSBURG, Texas. ¿Qué resulta de la combinación de cerveza alemana y sombreros texanos? Fredericksburg, un pueblo a 110 kilómetros de San Antonio, que exige caminar con serenidad por su calle principal y estudiar con detenimiento las vitrinas de las más de 150 tiendas.

Aquí encontrarás hasta lo que no habías imaginado. Hay helados de tantos sabores que puedes elegir entre siete variedades de chocolate, instrumentos musicales, mermeladas de mango con chipotle o fresa con jalapeño, artículos para cacería, ropa con motivos indios, texanos y alemanes en un mismo diseño, placas con imágenes que evocan nostalgia como la de Elvis Presley y la de Betty Boop, armadillos disecados que beben cerveza con popote, en fin... En este pueblo fundado en 1846 por indios comanches e inmigrantes alemanes definitivamente sobra qué comprar, o al menos qué ver.

Y justo por esa diversidad, Fredericksburg se convirtió en el destino de descanso para los habitantes de ciudades cercanas como Austin y Dallas, además de San Antonio.

Luego de curiosear por poco más de dos horas, la sed invita una ronda en Fredericksburg Brewing, donde se producen 7 mil 600 litros de cerveza; de cuatro a seis distintos tipos de la misma por mes. Incluso, algunas de estas bebidas han sido galardonadas con medallas en concursos especializados como el World Beer Cup o el Grat American Beer Festival. El espíritu alemán del pueblo se prueba en este lugar, aunque palabras como "willkommen", "danke schön" u "auf wiedersehen", en letreros por doquier se anticipan, a develarlo.

Esa cultura alemana vive, además, a través de sus celebraciones como el tradicional Oktoberfest, y logra combinarse con rodeos y pow wows (festividades indias).

Daryl, un lugareño, comenta que apenas existe una generación que no aprendió el idioma de sus raíces.

"Antes se hablaba alemán en la casa y aprendías el inglés en la escuela, ahora no es obligatorio", cuenta.

Pero Fredericksburg no sólo sorprende por lo anterior, sino porque aquí se concentran siete viñedos, de los 22 que hay en el estado de la estrella solitaria.

Alrededor de la ciudad, el olor a lavanda del campo que impregna el aire, guía hasta el viñedo Grape Creek (www.grapecreek.com), el más antiguo de la zona con 23 años, y que da la bienvenida con la frase "the merlot, in Texas we like it a lot". Después de catar vinos blancos y tintos...

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