PULSO ECONÓMICO / Contradicciones en la confianza

AutorJonathan Heath

El Inegi ha realizado un trabajo enorme en las últimas décadas. Cuando arrancó en 1983 no tenía series de PIB trimestrales y casi no existían indicadores de coyuntura, de alta frecuencia. Todavía a mediados de los 90 prácticamente no tenía series ajustadas por estacionalidad. No fue hasta principios de la década pasada que empezó con indicadores más sofisticados como la confianza del consumidor o los índices compuestos coincidentes y adelantados. El indicador mensual de consumo privado tiene pocos años, al igual que muchos de los indicadores estatales. Hoy es un instituto de vanguardia, de reconocimiento mundial, del cual nos debemos sentir orgullosos.

No obstante, todo es perfectible. Un ejemplo excelente es la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor y su indicador de Confianza del Consumidor. La encuesta se empezó a levantar en abril de 2001, por lo que ya cumplió 17 años. Consiste en 15 preguntas sobre la percepción del consumidor sobre la situación económica, sus intenciones de compra, capacidad de ahorro y varios temas más. De las 15, se utilizan cinco para construir el indicador de confianza del consumidor, mediante una metodología estándar conocido como indicadores de "difusión". Cada pregunta tiene cinco posibles respuestas, que van desde "mucho peor" (pesimismo total) hasta "mucho mejor" (optimismo total). Se ponderan las preguntas para construir el indicador de tal forma que, si todos responden las cinco preguntas con las respuestas más optimistas, el indicador tendrá un valor de 100, mientras que, si todos responden con las más pesimistas, valdría cero. De esta forma, hay un umbral natural que divide una ponderación optimista de una pesimista, que es el valor de 50. El indicador tiene dos ventajas importantes. En un momento dado, nos sitúa el grado de optimismo que tiene el consumidor y nos va diciendo cómo cambia esta percepción con el tiempo.

El problema surgió cuando la encuesta, todavía en su etapa de prueba, arrojaba siempre valores por debajo de 50, es decir, de pesimismo relativo. En su momento, el Inegi no vio con buenos ojos divulgar un indicador de confianza que dijera siempre que no hay confianza, es decir, que el consumidor siempre era pesimista. Sin embargo, es un hecho sistemático hasta la fecha. En 17 años se ha comprobado que el consumidor mexicano siempre es pesimista; a...

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