Pulso Económico / Diez años después de la última crisis

AutorJonathan Heath

Hasta hace poco, las crisis recurrentes eran singularmente el obstáculo más grande al desarrollo económico sostenido de nuestro País. Casi como reloj, cada sexenio terminaba con un gran desequilibrio en la balanza de pagos que conducía a una devaluación, un incremento en la inflación, un aumento en las tasas de interés, un desplome en el poder adquisitivo de la población, una recesión prolongada y un retroceso impresionante en el bienestar de los más necesitados. Muchas veces había secuelas trascendentes como una crisis bancaria, la suspensión de pagos al exterior y el cierre de los mercados financieros voluntarios al País.

La última de estas crisis empezó a gestarse hace 10 años, cuando después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, se fugaron del País más de 10 mil millones de dólares. Teníamos un déficit significativo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que era financiado primordialmente con capital de portafolios, altamente susceptible a la percepción de riesgo en el País. En una primera instancia, el Gobierno prolongó el ajuste inevitable a través del uso de reservas internacionales para sustituir los flujos de capital que dejaron de ingresar al País. Sin embargo, a las pocas semanas de que Ernesto Zedillo tomó posesión de la presidencia, la crisis explotó, la economía se derrumbó y el País parecía caerse a un precipicio.

Muchos analistas han argumentado que una de las causas principales de estas crisis recurrentes ha sido la sobrevaluación de nuestra moneda, que ha llevado a un déficit externo creciente y a la necesidad de una corrección drástica. Sin embargo, el tipo de cambio real llegó hace poco a un nivel más bajo desde 1994, sin que haya producido un desequilibrio en la balanza de pagos. Otros han dicho que se debió exclusivamente a errores cometidos en el mes de diciembre cuando Zedillo asumió la presidencia y designó a Jaime Serra Puche como Secretario de Hacienda en sustitución a Pedro Aspe Armella. Aunque se hayan cometido errores en ese mes fatídico, resulta difícil descartar la vulnerabilidad que existía ante un déficit externo creciente.

En los últimos 10 años se han realizado un sinnúmero de estudios, no solamente para determinar las causas de la crisis mexicana de 1994-95, sino también para explicar los derrumbes que han ocurrido en muchos países en los últimos 30 años. Uno de los más recientes fue escrito por Sebastián Edwards, uno de los economistas latinoamericanos más reconocidos que se ha dedicado a...

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