Pulso Económico / José López Portillo

AutorJonathan Heath

Cuando hablamos del populismo en México, nos referimos a los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, de 1970 a 1982. Los desequilibrios acumulados y el endeudamiento excesivo de la época tuvieron secuelas negativas que perduraron por décadas y que todavía no superamos del todo. Aunque los dos sexenios terminaron en crisis, la de 1982 fue por mucho la más grave que ha resentido México, ya que llevó al País al borde de la quiebra y fue el detonador de la crisis financiera internacional de los 80.

Cuando asumió la presidencia Luis Echeverría en diciembre de 1970, veníamos de tres décadas de crecimiento elevado y sostenido, con estabilidad de precios y un tipo de cambio fijo desde abril de 1954. Sin embargo, se percibía un deterioro en la distribución del ingreso y muchos sectores de la economía continuaban rezagados. Con el argumento de que el progreso había sido para un grupo reducido de mexicanos, Echeverría propuso que el Gobierno tomara un papel más activo en el desarrollo del País. Empezó a gastar más, a elevar subsidios, controlar precios y aumentar la participación del Estado en prácticamente todos los ámbitos posibles. Recurrió al financiamiento deficitario y obligó al Banco de México a llevar una política monetaria totalmente sumisa a su política fiscal.

El Secretario de Hacienda de Echeverría, Hugo B. Margáin, no compartía la filosofía del presidente y buscó acotar el crecimiento del déficit público. No había duda que Echeverría estaba inconforme con la gestión de Margáin y quería un Secretario que simplemente le facilitara el gasto sin poner pretexto alguno. Para esto, en mayo de 1973 ofreció el puesto a su amigo José López Portillo, que era Director General de la CFE. A partir de ese momento fue cuando realmente despegó el gasto, aumentó significativamente el déficit público, empezó a incrementarse rápidamente la deuda y entramos de lleno a la época moderna de inflación.

López Portillo relata en su autobiografía, Mis Tiempos, que el nombramiento lo tomó totalmente desprevenido y le dio un vuelco el estómago. Hubo un gran revuelo en todos los círculos del País, dado que era un desconocido y carecía de calificaciones y antecedentes para el puesto. El mismo confesó que carecía de experiencia directa y que sus conocimientos sobre las cuestiones que competen a la Secretaría eran en el mejor de los casos indirectos y ciertamente marginales. Era un crítico de Hacienda, ya que pensaba que llevaba una participación...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR