Rafael Aviña / Un gran juego mental

AutorRafael Aviña

El cineasta británico Danny Boyle es uno de esos pocos cineastas de prestigio a quien no le incomoda experimentar.

Cada nueva película suya es diferente a la otra, como sucede con la asombrosa y efectista En Trance (2013), en la que de la mano de su habitual y gran guionista, John Hodges, apuesta por un thriller noir con el tema del robo de piezas de arte, la sugestión hipnótica, la amnesia, los celos y la pasión sexual.

Algo así como si se sumergiera en Cuéntame tu Vida (1945), de Hitchcock, por medio de Sospechosos Comunes (1995), Sueños, Misterios y Secretos (2001) y El Origen (2010), en un relato tan impactante a nivel visual como tramposo en sus recovecos argumentales y vueltas de tuerca con una brillante justificación.

Buena parte de la trama sucede no sólo en las sugerencias ideadas por una hipnoterapeuta (Dawson), sino en los recuerdos confusos de un jugador compulsivo (McAvoy) que decide unirse a una banda de delincuentes para robar una afamada pintura de Goya y saldar su deuda.

¿Qué tanto de lo que sucede es real? ¿Ocurre en la mente de un tipo celoso y brutal, o es sembrado por una profesional que parece envolver con suma facilidad a sus involuntarios compañeros?

Lejos del exotismo y el colorido de Quisiera ser Millonario (2008), Boyle regresa a los vertiginosos terrenos de ambición, sexo y violencia de Tumba al Ras de la Tierra (1994) apoyado en la grandiosa fotografía de Anthony Dod Mantle y la banda sonora de Rick Smith, que se suman al brillante oropel de una historia fascinante y entretenida sí, pero sostenida con alfileres.

A secuencias notables como el arranque mismo, el asalto a la Casa de Subastas, o los...

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