Rafael Aviña / Se fue, pero no se fue

AutorRafael Aviña

A fines de 1978, el obispo de Cracovia, el polaco Karol Wojtyla, sustituía a Juan Pablo I, quien fallecía en circunstancias extrañas luego de su brevísimo paso como líder máximo de la Iglesia Católica. En honor a éste, Wojtyla tomaba el nombre de Juan Pablo II para convertirse en el primer pontífice no italiano desde 1522. Su popularidad creció de manera notable, no sólo debido a su vitalidad y su rechazo a la solemnidad, sino a su arrojo para asumir los retos de un mundo globalizado y cuya primera visita al extranjero, en 1979, cambió la vida de la mayoría de los mexicanos.

Si hay algo discutible en una biografía cinematográfica es su reduccionismo. Aislar la vida de un personaje en sus momentos más conocidos e importantes, que es precisamente lo que sucede con Karol (2005), producción ítalo-polaca dirigida por Giacomo Battiato, dividida en dos partes. La primera: su juventud y su vida durante la ocupación nazi; la segunda, la que ha llegado a nuestras pantallas, que relata su pontificado iniciado en 1979 y finalizado con su muerte en el 2005.

Caben aquí las viñetas de varios personajes célebres cercanos a su carrera: Monseñor Romero, obispo de El Salvador; el aguerrido sacerdote polaco Jerzy Popieluszko y su participación activa en el Movimiento Solidaridad o la Madre Teresa de Calcuta.

Su interés por la juventud y algunos de sus discursos más celebrados ("Cristo sabe lo que hay en el corazón de los hombres...

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