Rafael Segovia / Nos acercamos a la verdad

AutorRafael Segovia

Los días pasan sin que los partidos adopten una postura clara en lo que hace a la sucesión presidencial y a la suya propia, puesto que ellos también están perdiendo un lugar. Hay una confusión de nombres incluso, nos encontramos ante una multitud de nombres pero no de personas. Alguien está esperando para que se conozca por quién se inclinan estos hombres, nos encontramos sin que se conozca ninguna persona con arrastre, mal que bien a algún candidato, hay un esfuerzo por mantenerse en silencio. Quienes hablan no cuentan con el apoyo decidido de algún partido. Sólo Andrés Manuel López Obrador ha logrado situarse en el proscenio de la política y para ello ha tenido que crear un partido. Hay pues un candidato seguro, a los demás los apoyan a medias, o sea que no les tienen una confianza absoluta, como ha sucedido hasta ahora.

La inseguridad se ha enseñoreado de la sociedad y ha corrido por todas partes, no sólo en México sino en todos los países de Europa y de América. En el África árabe han aparecido nuevas exigencias de seguridad y de libertad que han dejado de lado, cuando no los han expulsado, a tiranuelos árabes y han abandonado a quienes vivían apoyados por los dueños del petróleo como tanto de las materias primas. La resistencia al cambio se sigue manteniendo, se niega a aceptar una nueva organización tanto en Siria como en Yemen, en Argelia como en Marruecos. Estos países no están solos, tienen el apoyo de Estados Unidos, de Francia o de Inglaterra y de otros más que no pueden o no quieren dejar en manos extrañas una parte sustancial de una situación privilegiada, más en este momento de crisis económica.

Sorprende cómo un hombre de una violencia sorprendente, el coronel Gadafi, se ha mantenido al frente de su nación casi 40 años, si no por su petróleo -podemos considerar que es suyo-, sí por el apoyo incondicional de sus compradores, porque no sólo abandonaron apoyo, sino lanzaron sus fuerzas armadas sobre él, es algo difícil de comprender, pese a estar en la política colonial. Gadafi se había permitido todo, hasta destruir uno de los aviones de sus protectores comerciales. Lo que no se imaginaron ni por un momento fue su resistencia tremenda que no han podido liquidar...

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