Rafael Segovia / Crónicas de fracasos

AutorRafael Segovia

Suspender súbitamente un partido de futbol porque hay balazos, por más que se empeñe la prensa oficiosa, es más bien raro. Casos ha habido, nadie lo duda, pero son raros, la gente no está acostumbrada, como se vio en Torreón, su desconcierto, su temor era evidente. Se les vio correr sin rumbo fijo hacia las salidas del estadio, tratando de proteger a las mujeres y a los niños. No se buscaba hacer daño, de organizar una cacería. Aquello no tenía sentido. Por lo que se ha publicado, un coche que no se detuvo provocó la "agresión" de la policía, contestada por disparos de los ocupantes del automóvil, a su vez armados. No tenemos una visión de lo sucedido, porque sólo la televisión lo mostró como fue, ni imágenes, ni una fotografía, ni nada. ¿Quiénes fueron? No se sabe, lo único que nos llegó fue un discurso moralizante del Presidente donde por enésima vez pedía la unidad, sin explicar el porqué de ésta, y el ministro o lo que sea de seguridad ha acusado al antiguo gobernador de no entregar los fondos destinados a la protección ¿de quién? No hay fondos para proteger a 15 mil personas.

Se esconde una vez más la verdad. Es probable que no se conozca, pero en su caso se dice, se confiesa la ignorancia: no ha habido nadie en el gabinete presidencial que conozca las causas de esta balacera: ni uno de los secretarios que de cerca o de lejos se preocupe de la seguridad de los ciudadanos haya declarado, al menos su ignorancia: era inútil, ya lo sabíamos. Lo que queda es la publicación de un manual de gobierno donde se aconseje a los habitantes de este país que no salgan a la calle después ni antes de la puesta de sol, que los menores no abandonen de sus casas solos, que desconfiemos de la policía y del Ejército, que desconfiemos de todo y de todos. Se recomienda encarecidamente que se vaya a misa los domingos. No se sabe qué circular le enviaron a las legaciones de México en el extranjero, basta con imaginarse con los de las legaciones extranjeras acreditadas en México y las de los corresponsales de los grandes periódicos y canales televisivos que cubren nuestro país. Ya no cabe aquello de la imagen de México: está completamente deshecha y ya sabemos por quienes. No es un problema de literatura: Octavio Paz o...

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