Rafael Segovia / De la mujer

AutorRafael Segovia

La mujer ha cambiado de naturaleza y de status en el siglo XX. La imagen siniestra que un siglo antes se había creado dejó de funcionar, pero una de las razones de este cambio fue igual de siniestra, las guerras feroces que libraron fundamentalmente las potencias europeas, donde las mujeres, consideradas seres pasivos, eran ignoradas. Su existencia era tomada en cuenta en una relación pasada como Salambó, o en una presente, cuando se mostraba la imposible independencia del género. El fin del siglo, el XIX, no pudo ser más triste, como todos los finales.

La toma de conciencia no pudo ser más rápida. Apareció el feminismo, en Inglaterra, justo en sus peticiones, rara vez aceptado, sin un conflicto previo. Ya no se discutió la igualdad política, aceptada desde la primera mitad del siglo, sino que se pedía una igualdad de hecho en el trabajo, en los estudios, en los sueldos, en la casa. Era de hecho la gran revolución sin más: aceptar la desaparición de una desigualdad que venía confirmada hasta por la arqueología, aceptada por las religiones dominantes del planeta, que han sido las organizaciones más renuentes al cambio.

El catolicismo siempre ha situado a la mujer en una condición de inferioridad, en principio porque lleva encima una carga de la cual, pase lo que pase, no se puede librar que es la reproducción, la maternidad. Nueve meses de gestación y luego el parto. El "parirás con dolor" ha sido abusado por todas las religiones, es visto como un castigo a su impureza, lo que en las grandes religiones modernas y no tan modernas la apartan del sacerdocio. Católicos, musulmanes, judíos en eso se hermanan. En ellas encontramos una serie de interdictos contra la mujer. Se aceptan las prácticas más bárbaras, como la ablación femenina en el Islam, perseguida y condenada en los países occidentales donde hay una población musulmana, que aprovecha esa salvajada para justificar su racismo.

Prohibir la llegada de la mujer al sacerdocio es uno de los puntos doctrinales de Benedicto XVI llevados con una dosis de furia sorprendente, en un mundo que no acepta esas prohibiciones. Es una causa de la caída del catolicismo en países que han sido sus máximos defensores y propagadores. No sólo de su caída, sino de una especie de repelencia por parte de la gente culta pues antes de la rebelión del feminismo, antes de esta toma de conciencia, hombres como Graham Greene, Evelyn Waugh, o mujeres como Iris Murdoch, hartos de la tiranía absurda de la Iglesia...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR