Los rarámuris y su danzas

AutorNicolás Triedo

La mayoría de las tradiciones de los rarámuris tienen que ver con lo aprendido de los misioneros jesuitas desde la época colonial. Los rarámuris reinterpretaron el cristianismo y lo adaptaron a sus propios símbolos. Sus complejas celebraciones místico-religiosas consisten en danzas, tesgüinadas y ofrendas.

Las fiestas más importantes son la Semana Santa (Norirahuachi, "cuando caminamos en círculo") y el Yumari o ritual de la tierra.

Los rarámuris son los habitantes de las barrancas, de las cuevas en la roca, de las alturas, las laderas y las profundidades abismales que los dioses les dotaron para su custodia.

Desde hace más de 400 años resisten a los elementos extraños: la civilización, el mestizaje, las guerras, el invierno, las bestias y alimañas de todo tipo, las tormentas, los invasores, la tala, las sequías y el hambre.

A pie, a caballo, en burro, con los tambores a la espalda y el rudimentario violín en la mano, los rarámuris, siempre viniendo de lejos, bajan por los escarpados caminos de la Barranca del Cobre para llegar a las misiones. Arriban tocando al unísono sus instrumentos primitivos. Están contentos. Otra vez, a partir de hoy, la esperada, la gran fiesta. Dios va a estar satisfecho compartiendo el regocijo con sus vástagos y así protegerá a sus familias, animales y cosechas.

Los jóvenes, los viejos, las mujeres y los niños bailarán al compás de su música, que se interrumpe para el sueño unas horas en la madrugada.

En las casas de las autoridades religiosas estará dispuesta la comida: pinole, tortillas, frijoles y el tesgüino (licor de maíz).

La esencia de esta celebración es la reiteración a perpetuidad de la relación de los rarámuris con Dios; de su dependencia cósmica, específica, con el más allá. Durante estos días, la actividad se centra en el conflicto que reina entre Dios y el diablo. Las comunidades se dividen en dos clanes: los "fariseos", aliados del diablo, y los "capitanes y soldados" que defienden a Dios.

Llegado el momento, los jefes, los mandamases de los bandos, consultan en voz alta la opinión de los "Soñadores", que son los depositarios del misterio, a quienes reconocen por la riqueza de su experiencia onírica; ellos contestan de forma solemne: "Dios está débil y fácilmente vulnerable, el pueblo rarámuri cumple la misión de proteger a Dios y a su esposa, de no ser así -piensan- el Diablo los destruirá y, con ellos, al mundo entero".

La mayor parte de la celebración transcurre danzando y dándole vuelta a la...

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