Rebanadas / De brujas, pausas y tostaditas

AutorCony De Lantal

En esta época de culto a los muertos y demás misterios relacionados, consideré prudente visitar a una bruja de las buenas según cuenta la leyenda, me refiero a la Strega. Obviamente al restaurante que lleva este nombre y el cual se encuentra en la calle de Maricopa número 11 en la colonia Nápoles.

Al entrar al sitio, al menos es la sensación que me dio, te trasladas a lo que parece un pequeño castillo de piedra de cuyo techo precisamente cuelga la figura de una bruja buena de origen italiano, según nos cuentan.

Para darle más ambiente al asunto, mi marido y yo que fuimos a comer, nos sentamos muy cerca de una chimenea no sin antes apreciar su enorme barra y casi a la entrada, una ofrenda de muertos prácticamente de igual tamaño puesta con ejemplar dedicación.

Alrededor de toda esta magia fuimos abrumados por sus atenciones y sin encontrar mayor sofisticación en su carta ordenamos un carpaccio Vesubio con aceite de oliva, champiñones y jitomate de $86, que acompañamos por supuesto con su pan melba, que no podía faltar.

Me llamó la atención que en pleno Día de Muertos se encontraran a su máxima capacidad. Lo más curioso es que después, comentando con varias amigas que al igual que yo no salieron de vacaciones y fueron a comer a distintos lugares, también les tocaron llenos los restaurantes, se ve que la gente aprovechó para salir con la familia en ese día.

Como platillos principales mi marido optó por unos medallones de res bañados en una salsa de vino tinto dulce marzala de $127. La carne estaba suave y envuelta en esa salsa que no resistí la tentación de probar, y a mí en lo particular me gustó mucho. Cabe decir que está tan dulce como te lo advierten en la carta. Además la acompañan con una pasta en mantequilla y cilantro que no desentona.

Yo pedí un pescado de $270, debo aclarar que fue una de las recomendaciones del mesero y como es costumbre en muchos lugares, y aquí no fue la excepción, lo sugerido es lo más caro. Sin embargo, también es justo decir que estaba rico. Es un filete de mero, dicen que chileno. Ellos lo nombran como filete Kuri en alusión a su fundador José Antonio Kuri.

Mi pescado venía con una guarnición de verduras en un canasto hecho a base de tortilla, pero lo que más llama la atención, al igual que en el plato de mi marido, es su salsa que en este caso tiene almendra y un toque de chipotle. De hecho a la mitad él se quedó con mi pescado, pues su elección fue demasiado dulce para él, y yo como buena esposa y buena...

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