Rebanadas / Un cálido agasajo

AutorCony Delantal

Eterno me pareció el tiempo para volver a uno de mis espacios favoritos: Carmela y Sal. En estos meses aprendimos a leer la vida, a sobrevolar océanos con la imaginación y a valorar la cercanía de los que amamos.

Para celebrar la vida y lo afortunada que soy porque puedo ver sanos a los míos, invité a mi marido y a mis dos hijas a comer a este restaurante que ofrece exquisitos conciertos comestibles.

Afortunadamente pude reservar el privado y fue ahí donde volvimos a probar la estupenda cocina de Gaby Ruiz. Abrimos con las famosas tostadas de mentiras ($151), que son de coco pero casi por acto de magia pasan por otra cosa. Disfrutamos cada bocado de las pequeñas piezas con las que acompañamos una buena plática.

Un sope de chicharrón prensado y pulpo ($189), y un ceviche de robalo con leche de coco ($202) fueron nuestra siguiente elección. A mi marido le encantó el sope, de estupenda textura y coronado con una espuma de aguacate. A mi hija mayor le fascinó el ceviche por su exótica fusión de sabores: habanero y camote amarillo.

Probamos también un estupendo atún ($220) con pork belly, que me sorprendió por la crocante panza de cerdo y el fuerte sabor del chile de árbol. Una delicia que sin duda volveríamos a pedir para picar.

Para aderezar la velada pedimos una botella de Zigzag Hilo Negro ($1,174). Este vino profundo en el que resaltan notas frutales de cereza y frambuesa, acompañó maravillosamente al short rib ($137) con chirmol (salsa ahumada ligeramente picante) que se sirve con un sedoso puré de plátano macho, calabazas y cebollas encurtidas.

Igual de rico nos pareció el entre mole y pipián ($323), un plato que une los sabores de Puebla y Tabasco. Es un pescado que se envuelve en hoja santa y lleva, encima, láminas de plátano. La armonía de sabores es simplemente extraordinaria.

Y como no podemos venir a Carmela y Sal sin probar uno de sus postres, nos consentimos con los tradicionales plátanos ($116) que aquí se sirven con dulce de leche, crema y polvo de caramelo. Cuando probé por primera vez este postre, pasó de inmediato a formar parte de mi lista de preferidos.

Mis hijas, mientras tanto, probaban el pastelito de chocolate ($113). Les encanta porque la chef lo prepara sin harina y lleva crema de naranja y vainilla, y un crumble de pimienta Tabasco.

En este deleitable festín todo estuvo a pedir de boca...

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