Rebanadas / Cantina fina

AutorCony Delantal

TIERRA PROMETIDA

Ya le traía ganas mi marido a La Única, y antes de que se arranquen de mal pensados, les aclaro que me refiero al restaurante bar de ese nombre en pleno Polanquito, en Anatole France 98.

Con eso de que sus cuates ya habían ido y él no había podido, me llevó para echarle un vistazo.

La Única es una "cantina fina" como les dicen ahora y las cuales están esparciéndose con éxito debido a que no son nada más para machos y su cocina es buena en cierto sentido.

Nuestra experiencia no fue tan sencilla porque como ya hemos comentado mil veces el acceso a esa zona es insufrible. Para colmo, el restaurante no tiene valet parking y el de los restaurantes aledaños no te reciben el coche. Total que tienes que recurrir a los "viene viene" para que te lo reciban y lo lleven sabrá Dios dónde.

La sensación de triunfo después de llegar a la mesa del restaurante tras tantas dificultades debe equivaler a la emoción de Moisés al llegar a la tierra prometida... lo digo más por la película de Éxodo que se acaba de estrenar. Tampoco se me espanten.

Una vez ahí se nota que el restaurante está de moda pues a pesar de ser hora de la comida de principio de semana la concurrencia era más que aceptable.

Enseguida nos llevaron la carta, que es extensa y tiene platillos mexicanos. Algunos, por no decir que la mayoría, muy de cantina pero otros un poco más elaborados. Tienen desde tacos de jaiba, de pulpo, de chicharrón, de rib eye, de camarón gratinado, etc.

De este apartado pedimos los de carnitas de atún (3 piezas, $110), como para abrir boca. No están al nivel de los de Contramar, ni como los de Sobrinos, que me encantan, pero son de esas opciones que sirven para entrar en calor.

También para empezar elegimos las croquetas de marlin (3 piezas, $120), ésas sí muy buenas, doraditas por fuera, con el relleno de este pescado. Me encantaron.

Mientras decidíamos qué otra cosita picar pedí una sopita de tortilla con su chicharrón aparte, por no abusar de las calorías.

El lugar tiene un frente con buena cantidad de mesas y una linda barra a la que se cuela un airecito agradable que entra por sus puertas de piso a techo. Atrás tienen una especie de salón más escondido pero del mismo tamaño que el frente. El mobiliario es en madera y luce bien.

El servicio en general es bueno y la cocina bastante eficiente en cuanto a velocidad.

Tienen también cortes y productos del mar. De carnes tienen desde el cowboy y rib eye hasta una milanesa o un simple pepito.

Por otro...

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