Rebanadas / Comer rico sin pagar una fortuna

AutorCony Delantal

Como ya saben, ahora están de súper moda estos proyectos de usos mixtos que albergan departamentos, oficinas y hasta plazas comerciales.

Tal es el caso de Latitud Polanco (Ejército Nacional 453), que tiene también un restaurante en el que se come muy bien sin gastar sumas estratosféricas.

Les hablo de Cassatt, un espacio gastronómico de cocina española con tintes mediterráneos y mexicanos que forma parte de Grupo Cassatt.

A algunos quizá les suene este grupo. A quienes no, les cuento que desde hace más de 20 años han conquistado comensales con el Casino Español, Manolo y Venancio, el restaurante Asturiano, y Maralunga, entre varios otros.

Esta nueva propuesta abrió sus puertas en un lugar contemporáneo, minimalista y enorme, pues hasta cuentan con salones de distintos tamaños para eventos privados.

Su carta presume algunos platillos muy españoles como la paella valenciana ($197) y el lechón ($270); otros rinden homenaje a la gastronomía mexicana, como el mole casero ($205) y los sopecitos de short rib ($124).

En esta primera visita me acompañaron mi marido y dos de sus sobrinos, así que por fortuna pudimos probar más de un platillo.

De entrada pedimos tostadas de atún ($128), sopecitos de short rib ($124) y croquetas de jamón ibérico ($96). Para acompañar como se debe esta comilona, una botella de Condado de Oriza 2013 ($510).

Tres tostadas de atún ahumado finamente rebanado, que se preparan con Salmas y llevan mayonesa de chipotle y aguacate, llegaron pronto para nuestro deleite. Para darle un toque más picosito a esta fresca entrada, mi marido pidió salsa de habanero y la combinación nos pareció estupenda.

Casi simultáneamente llegaron las croquetas de ibérico. Como en Manolo y Venancio son de lo más crujientes por fuera y cremosas por dentro. Las de Cassatt, por cierto, son un tanto más grandes.

Finalmente llegaron los sopecitos; tres piezas de tamaño mini y llevan short rib, alubias frescas, salsa tatemada y patatas crujientes. Esta entrada también resultó una delicia.

Como principal yo me fui por los mejillones ($187) y mi marido por el solomillo relleno de jamón ibérico ($2015), mientras que los sobrinos decidieron compartir paella valenciana ($197) y lechón al horno ($270).

Mi elección me sorprendió gratamente, pues generalmente me encuentro los tradicionales mejillones al vino blanco, pero aquí se saltean con ajo y llevan perejil, alcachofas y sólo un toque de chacolí (vino blanco).

Los moluscos adquirieron un sabor ligeramente...

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