Rebanadas / Los contrastes

AutorCony Delantal

EL CHAPULÍN Y SU VECINO INCÓMODO

A pesar del caos que hay alrededor de Masaryk con eso de que se les ocurrió darle acabado tipo Champs Élysées, a veces no queda más que andar por el rumbo. Y es que pese a todo, las opciones gastronómicas siguen sobrando y las novedades proliferando.

Un ejemplo es el restaurante Chapulín que apenas abrió hace mes y medio en el Hotel Presidente InterContinental.

El descubrimiento lo hicimos mi marido y yo de forma accidental. La cosa es que buscando revivir viejos tiempos y con el antojo de cocina italiana de alto nivel, fuimos al Alfredo Di Roma que está justo ahí, y ¡vaya decepción!

En otros tiempos este restaurante italiano fue maravilloso: agradable, de gran servicio e impecable en cada platillo.

Hoy en día, según pudimos darnos cuenta en nuestra desafortunada visita, el Alfredo no es ni la sombra de lo que fue. Parece olvidado por el tiempo y su administración. Penoso.

Pero como no hay mal que por bien no venga, ese mismo día vimos que como vecino de enfrente el Alfredo tenía una curiosa novedad gastronómica llamada el Chapulín, de cocina mexicana. Nos causó tan buena impresión, que prometimos visitarlo en futura ocasión. Y así fue.

Desde que llagamos la amable hostess nos dio a elegir entre área de fumar y no fumar. Ambas zonas son divididas por un vidrio y las dos dan a Andrés Bello. El lugar tiene encanto al igual que su interior, que consiste en un privado forrado de talavera.

Con apenas unos días de haber abierto aún no hay inauguración formal pero ya operan de manera seria. Ni parece nuevo. Los meseros muy atentos y su capitán todavía más. La carta parece sencilla pero cada platillo es elaborado con espectacular dedicación, cada uno explicado por su "capi", que le echa todas las ganas.

Empezamos con un guacamole, que ya sé, dirán "qué bobada" pero éste tenía la peculiaridad de venir acompañado por unos deliciosos totopos ¡de frijol! Un detalle que sorprende.

Siguiendo en esta línea ordenamos unos sopes preparados con carne de venado picadita. Auténtica delicia.

De plato fuerte mi marido eligió una torta de cochinita pibil en pan birote acompañado de frijoles de olla y rajas de chile habanero con cebolla, limón y sal ($160). Sé que la elección parece hecha de un puesto callejero, así de sencilla, pero en la ejecución es donde una se da cuenta que a la cocina mexicana siempre se le puede sacar brillo con pasión, esmero y, claro, talento. La torta estaba para chuparse los dedos.

Yo ordené algo más...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR