Rebanadas / En el corazón de Coyoacán

AutorCony Delantal

¡Qué bárbaro! Cómo se ha puesto de moda casarse en San Miguel de Allende. Se ha vuelto el perfecto escenario de cuanta boda fastuosa se imaginen. Yo recién fui a una y pasamos un estupendo fin de semana en ese maravilloso y pintoresco destino.

Precisamente a esta boda también vino una de mis queridas amigas que vive en Francia, y una semana antes de irnos a Guanajuato anduvimos del tingo al tango por la Ciudad de México.

Después de visitar la famosísima Casa Azul, de Frida Kahlo, mi amiga quiso comer en un restaurante mexicano. Me fui a lo seguro y la invité a Corazón de Maguey, que además nos quedaba muy cerca, ahí en Coyoacán.

Si ustedes no lo conocen, anímense; es una muy buena opción para comer y beber.

Este encantador espacio, con decoración muy típica y ambiente juvenil, tiene también una linda terraza y un interior de vibrantes colores. Además, forma parte de Grupo Los Danzantes.

Nosotras nos sentamos precisamente en la parte de afuera, desde donde se ve a los niños jugar en el centro histórico de Coyoacán.

Para abrir boca ordenamos ipso facto los panuchos de cochinita ($135), ella un coctel Corazón de Maguey ($125) y yo una copa de Santo Tomás ($140).

Tantas ganas le traía mi amiga a su bebida, que en menos de lo que esperé se dio gusto con este trago preparado con jarabe de agave, pepino y limón. Y poco a poco se fue animando a pedir también uno de los mezcales de la casa.

Los panuchos de cochinita llegaron mientras aún veíamos la carta, pues, con tanta delicia, estábamos bastante indecisas. Yo terminé por pedir las jaibas rellenas ($190) y ella un huauzontle en mole negro ($150).

Ambas disfrutamos el trío de panuchos, súper crujientes, con una rica cochinita (preparada según la receta tradicional yucateca), cebolla morada en escabeche y aderezo cremoso de habanero; por cierto, bastante picosito.

Mi amiga me contaba que aunque ahora es feliz en Francia, le fue muy complicado adaptarse. No sólo extrañaba a su familia, acostumbrarse a comer otras cosas y aprender a vivir en otra cultura le fue difícil. A cuatro años de partir, hoy visita el país cada que puede, así que esta comida estaba siendo de lo más memorable.

Su huauzontle en mole negro no pudo gustarle más. Este platillo va capeado y relleno de queso doble crema y epazote. Aunque me dijo que el sabor del queso era quizá demasiado fuerte, el mole dulce le pareció espectacular.

Yo quedé satisfecha con mi elección. Con tres deliciosas jaibas, rellenas de pescado y pulpa de jaiba...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR