Rebanadas / Enaltece los sabores de México

AutorCony Delantal

Entre las muchas maravillas que ofrece nuestra querida Ciudad, una es la posibilidad de perderte entre sus calles y descubrir nuevos y fascinantes rincones culinarios.

Esta semana acompañé a una querida amiga al Palacio de Bellas Artes, y al salir recordé un nuevo restaurante en mi lista que estaba cerca.

Les hablo de Arango Cocina de Raíces, espacio a cargo de Alex Cuatepotzo y con una espectacular vista del Monumento a la Revolución.

Por fortuna, entramos sin mayor problema, pero sé que durante los fines de semana no cabe un alfiler. Y, con esa panorámica, ¿cómo no?

El espacio está decorado al estilo de los años 20 y su mobiliario es de lo más acogedor.

Una vez instaladas, decidimos refrescarnos con un coctel de la casa, el Revolución ($140), con ginebra y frutos rojos.

Estaba rico para abrir boca, pero muy dulce para aventurarse por el segundo. Mientras lo disfrutábamos ya habíamos ordenado unos esquites negros ($165). Yo estaba como niña chiquita, queriendo probar ya la cocina de este chef poblano, discípulo de Enrique Olvera.

Nuestro primer tiempo, que se prepara con maíz cacahuacintle, rabo de res, queso, epazote, ajonjolí y ceniza de berenjena, resultó una entrada de sabores inesperados que apapachan al paladar.

Mi querida se siguió con un fideo seco ($135), que lleva caldillo de frijol, aguacate, queso doble crema y chile pasilla. La consistencia era exquisita y el sabor no quedó a deber. Ella disfrutó mucho su sopa.

Ordenó luego un cachete de res braseado con huaxmole ($330), un mole de caderas tradicional de Tehuacán. Pronto llegó a la mesa con un toque de cilantro y rábano; la carne se deshacía en boca y la combinación con alubias fue favorable.

Mientras ella se agasajaba con este plato, yo disfruté un pollito de leche braseado ($285) servido con pudín de elote con azafrán, emulsión de hierbas y tubérculos.

La minúscula ave llegó a la mesa entera, rellena con hierbas y un toque de menta, sobre una exquisita cama de vegetales. La preparación, aparentemente sencilla, se agradece porque deja brillar una cocina que enaltece nuestros sabores.

Ninguna de las dos quisimos dejar de probar alguno de sus postres y por el clima, extremadamente cálido, optamos por una natilla celestial de...

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