Rebanadas / Sin tanto gusto

AutorCony Delantal

Café Torino

Estando por Santa Fe y buscando algo nuevo qué probar, nos topamos mis amigas y yo con el Café Torino, que pertenece al grupo de Entremar y Contramar, este último en la Roma con gran asistencia todos los días, incluso de personalidades de la farándula y la política.

El sitio que visitamos en Vasco de Quiroga 1700, pero cuya entrada es por Guillermo González Camarena, te traslada a un ambiente de trattoría del norte de Italia, nada qué ver con sus hermanos de la Roma y Polanco. Por fuera da la impresión de ser una casa de ladrillo con una gran terraza al frente, tiene otra detrás mucho más concurrida y ahí nos sentamos. La verdad es que son frescas y amplias muy propias para la época.

Ellos dicen que su comida se distingue por su sencillez con ingredientes de calidad. Tienen horno de piedra y una buena variedad de pizzas, así como de risottos, focaccias y especialidades del mar que valen la pena.

Éramos tres amigas dispuestas a pasarla a gusto, el lugar se prestó muy bien para eso. Para comenzar a mí se me antojaron los pimientos asados a la piamontesa con filetes de anchoa que pusieron al centro, ya que mis amigas me convencieron para que probáramos y compartiéramos, siguió el pescado sierra marinado al limón con aceitunas Kalamata, arúgula, alcaparras y jitomate uva, de $139, muy recomendable. Nos animamos a pedir otra entradita, el gnocchi de papa con salsa de queso gorgonzola de $162, no fue lo más espectacular, pero bien presentado y servido.

El lugar está recién inaugurado y del gusto de la gente, buena asistencia particularmente en la terraza.

Una amiga eligió como plato fuerte el risotto con queso asiago y hongos, digno y bien servido. Nosotras preferimos algo más vasto, mi amiga optó por una lubina en salsa de alcaparras y limón de $197, fresco aunque no al nivel del que sirven en sus restaurantes hermanos como Contramar. Los platos del Café Torino en general son aceptables pero nada que te haga volver propiamente por su cocina, habrá que probar sus pizzas. Más llama la atención la instalación donde se nota que le invirtieron un buen dinerito.

Yo pedí como plato principal un filete de bacalao fresco con polenta acompañado de alcachofas a la romana marinadas en aceite de oliva. Aceptable, pero no más. El servicio también vale la pena.

No pudimos dejar de pedir postre, un cannolo siciliano relleno de queso ricotta y trocitos de chocolate semi-amargo de $70. El mesero nos lo vendió muy bien y no nos defraudó este rollo...

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