Rebanadas / Nos llevamos a los peques

AutorCony Delantal

Poco a poco, he ido retomando actividades que antes eran parte de la vida cotidiana y ahora parecen un lujo. Después de meses de no salir, hoy hasta disfruto hacer compras en el supermercado y ya me animé a ir al cine.

Aunque he visitado algunos restaurantes, lo he hecho en compañía de mi marido o mis hermanos, pero nunca con niños. Este fin de semana, con todas las medidas de precaución, salí a comer con mi hermano y sus dos muñequitos. Como él no había ido a ningún restaurante, le ayudé a elegir un buen lugar.

Propuse La Mallorquina de San Ángel, ese rincón español que conquista con su cocina e impecable servicio, después de haber platicado con Dani, la gerenta, para asegurarme que cumplían los requisitos de higiene.

Mi hermano se bajó de la camioneta con un Lysol y su gel desinfectante, listo para limpiar las manitas de los niños en cuanto se quitaran las caretas. Me sorprendí al ver que las mesas están lo suficientemente lejos para hacer sentir cómodos a los comensales.

Ya sentados, ordenamos unos boquerones en vinagre ($130), una orden de pan tumaca ($50) y jamón serrano ($240), todo al centro. En el confortable y cálido comedor, disfrutamos esa orden de pan tan típico de la cocina mediterránea, que lleva tomate, aceite y un poquitito de sal.

Con éste, probamos el rico jamón, uno de los embutidos predilectos de mi querido, y lo acompañamos muy bien con una copa de tinto.

Estupendos nos parecieron también los boquerones, seis piezas que, con sólo un toque de aceite de oliva, nos dibujaron una sonrisa. Por cierto, el mesero nos sugirió colocar la rebanada de aguacate debajo de ellos y fue una muy acertada recomendación.

Además de que la cocina de aquí nos fascina, ya extrañábamos reunirnos, y los niños, que no habían salido del hogar desde marzo, soñaban con dejar la sala de la casa.

Nos seguimos con una riquísima ensalada ($400) de mar y tierra. La extraordinaria fusión entre los sabores del pollo y los mariscos nos sedujo a los cuatro y sirvió para equilibrar los platos principales.

Compartimos unas suculentas chuletitas de cordero ($450) y el famosísimo lechón confitado ($650). Aunque las seis piezas de jugosa carne de cordero nos encantaron, el lechón fue la joya de la corona.

Mi...

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